Pese a que las expresiones del vestuario se encuentran en distintos lugares, no hay ninguno como París para dar con desfiles, creatividad y entrenamiento clásico. Aunque los estilos sean muy diferentes hoy entre sí, es en esta capital de la moda donde damos con personajes de todo el mundo, incluyendo creativos chilenos. A Octavio Pizarro, Sevali y Monasterio Couture se suma también el nombre de Víctor Barría, a quien entrevistamos en 2016 y hoy nos muestra cómo ha sido este camino radicado tan lejos de su natal Chiloé. “Sin duda elegí Paris por ser una de las capitales de la moda, donde concretamente hay muchas más oportunidades en cuanto al diseño y la oferta cultural es amplísima”, nos cuenta. Ah, y además nos muestra lo que es su última colección llamada Glauchos (o gauchos glam).
“Desde hace varios años atrás analizaba la posibilidad de estudiar y trabajar en el extranjero, sobre todo Francia ya que estudiaba francés al mismo tiempo qué hacía mis estudios de diseño de vestuario. Por distintos motivos (económicos incluidos) siempre lo postergaba. Una vez que dejé Santiago decidí que era mi oportunidad de dar el salto e intentar algo nuevo. Sin duda elegí Paris por ser una de las capitales de la moda, donde concretamente hay muchas más oportunidades en cuanto al diseño y la oferta cultural es amplísima”.
-¿Cómo fue esa experiencia inicial, cuando recién llegaste y tuviste que establecerte definitivamente?
Al principio mi idea era la de tener la experiencia de vivir en el extranjero, donde se hablara otra lengua por algunos meses solamente, así que obtuve un visa working holiday. No me quería poner presión, si me gustaba y encontraba trabajo me quedaba todo el año de la visa y si no, volvía a mi vida rural cotidiana en Chiloé. Mi meta era mejorar mi francés y si surgía algo más, bienvenido sea. Como había estudiado ya el idioma no me costó encontrar un trabajo simple en una tienda de souvenirs, que aunque no fuese en el rubro de la moda me sirviera para pagar mis gastos. Después encontré un mejor trabajo como vendedor en una tienda española en el mítico Saint-Germain de Près y luego como recepcionista en un hostal. Con el tiempo me hice de un pequeño círculo de amigos, encontré el amor y decidí que cumpliría mi anhelada meta de estudiar en Paris, así que invertí todo lo que había ahorrado ese año.
Fotos desfile, Artur Rocha
-Además del idioma (supongo jeje), ¿qué fue lo más difícil para ti en un principio? ¿Ha cambiado tu perspectiva?
Personalmente lo más difícil fue acostumbrarme a estar lejos de mi familia, de mis amigos y de mis mascotas. No tuve problemas para adaptarme al ritmo de la ciudad, Santiago ya me había dado la experiencia de cómo vivir en una capital vertiginosa. Es verdad que el idioma al principio puede suponer trabas pero en general siempre me encontré con gente agradable, afortunadamente no tuve esa experiencia traumática donde te sientes ridiculizado por no hablar fluidamente la lengua. Encontrar donde vivir es difícil también jaja, pero eso no va a cambiar pronto.
-¿Has conocido otros diseñadores incipientes o extranjeros por allá?
A través de la escuela he tenido la oportunidad de conocer otros estudiantes de diseño y diseñadores emergentes. Las redes sociales me han ayudado a conocer otros profesionales que trabajan en la moda como maquilladores, modelos, estilistas y fotógrafos.
-Tu última colección la lanzaste en octubre. ¿Cómo fue el proceso para llegar a ella y de qué trata el concepto?
Mi última colección se llama Glauchos y fue concebida en el marco de mi maestría. Para mi siempre ha sido muy importante inspirarme en cosas que conozco de primera fuente; de mi herencia chilota, campesina o de mis experiencias personales. Esta colección está inspirada en parte por los gauchos, por los chilotes reconvertidos en gauchos cuando iban a trabajar a las estancias de la Patagonia chilena o Argentina. Quise hacer una analogía de mi propia experiencia como migrante en busca de mejores oportunidades. Para aportar un poco de extravagancia me inspiré también en los clubs kids, por eso el glam+gauchos= Glauchos.
-¿Cómo ha sido tu experiencia en L’Atelier Chardon Savard?
¡Increíble! Tuve un año excelente donde pude desarrollar mi colección con el apoyo de docentes calificados. Pude especializarme en el tejido a máquina y así tener un nuevo soporte para mis creaciones. Teníamos suficiente libertad en la dirección creativa pero siempre bajo el ojo crítico de otros diseñadores y profesionales. El único problema es que el año pasa demasiado rápido.
-Ya que naciste en Ancud, ¿qué le dirías a alguien que como tu llega desde muy lejos al lugar que escogió para dar vida a su carrera?
Que algunos sueños se cumplen, especialmente si se trabaja con ese objetivo en mente, que a veces se tardan un poco pero hay que ser perseverante. También le diría que no hay que olvidar de donde uno viene y de permanecer conectado a esas raíces.
Créditos lookbook
Fotógrafo: Leonardo Dawson
Makeup: Athénaïs Sandberg
Asistente de vestuario: Cristina Ramirez
Modelos: Gwendal Leffondre y Mattéo Aubert