Hablando de estética y más con Valentina Guerrero, artista performática chilena

Hablando de estética y más con Valentina Guerrero, artista performática chilena

En el sur de revolucionando espacios desde lo camp, las historias locales y la cultura chilena. La artista Valentina Guerrero (@almuerzo.desnudo), ya ha instalado un movimiento propio en Puerto Montt donde no solo incluye diversas performances y exposiciones que apelan al derecho de gobernar el propio cuerpo, rescatar la identidad latinoamericana en Nueva York o instalar un karaoke inclusivo bajo una perspectiva queer. Valentina también forma parte de “Las Chapalelas”, un dúo que se apoya en la estética y cultura pop para dar con diversos temas, al mismo tiempo que imparte clases en la universidad. Aqui nos cuenta más sobre sus gustos, su background y su trabajo.

-¿Cuándo comenzaste a ser consciente de la importancia de explorar una estética y poder expresarte a través de ella?

No sé si realmente consciente de su importancia, pero desde muy pequeña he explorado con la estética, desde que iba al jardín infantil. Literalmente tengo fotos usando collares de perlas de mi mamá, labial rojo y esos típicos tacos de plástico de princesa de los 90s. Ideas mías, y afortunadamente me dejaban ser. A veces usaba otras prendas como un gorro de capitán marinero (mi mamá trabajaba en una empresa de cruceros de la Patagonia), y un pañuelo debajo de éste. Hacía unas mezclas de accesorios muy raras siendo muy chiquitita, pero siempre me dieron libertad de hacerlo y creo que eso fue fundamental para desarrollar una estética personal y explorar en torno al vestir como forma de expresión. Y desde ahí que nunca paré.

-¿Cuáles fueron los primeros iconos/personas que te inspiraron?

Definitivamente Britney Spears y toda la estética pop de los 90s y 2000s. Veía mucho MTV desde muy chica (no sé qué tan bueno fue eso, jaja). También Raffaella Carrá, a quien escuchaba con mi abuela, y artistas de los 80s que escuchaba mi mamá. 

-La vida es una dices en una . ¿Cómo ha evolucionado esa para ti?

Efectivamente creo eso, creo que todes estamos en una perfo constante. En mi caso, siento que mi performance ha evolucionado hacia una más genuina, más yo. Si bien siempre tuve la suerte de experimentar con la libertad de ser en términos estéticos y expresivos, creo que me encuentro en una etapa donde compatibilizo la dimensión arte-vida de una manera mucho más madura que antes. Por darte un ejemplo, hubo instancias en las que me vestí de cierta manera para encajar en algunos puestos laborales, acomodándome a estándares más canónicos (por no decir “normies”), y eso de por sí ya era una performance para mí, un personaje. Ahora que cuento con suficiente experiencia, visto como quiero. Lo mismo con mi arte: al que le gusta, bien, y al que no, bien también.

-Chile ha sido mayormente convencional si hablamos de identidades de género y sexuales. ¿Cómo ha sido incorporar este mundo en tus performances sobre todo si tomamos en cuenta que lo haces desde un lugar más tradicional como el Sur de Chile?

La verdad es que ha sido posible incorporarlo gracias a la generación de espacios e instancias contraculturales, en contextos autogestionados y disidentes, alternativos a los espacios convencionales de arte. El arte en el sur sigue siendo muy conservador y elitista. En general, se valora el arte canónicamente bello y que no moleste. Mucho paisaje, volcanes y aves, siempre y cuando no provoquen ruido. Pero afortunadamente existen personas que están creando desde una escena más genuina y menos higienizada.

-Cuéntanos sobre Las Chapalelas, la base del proyecto y cómo nace.

Las Chapalelas (@laschapalelas), es un dúo performático compuesto por Begoña Remedios Basualto y yo, situado en la Región de Los Lagos. Hacemos acciones de arte tanto en el espacio público como privado, desde una estética kitsch, jugando con colores, travestismo y la identidad local. Creo que el nombre del proyecto resume bastante bien de qué trata. El nombre tiene su origen en el “chapalele”, una preparación gastronómica hecha de papa, originaria de Chiloé, y que se constituye como un plato típico de la región. Es como una suerte de pan de papa y es parte de los componentes del curanto, y también tiene una versión dulce, con miel. 

Nuestras acciones de arte muchas veces abordan la comida y la identidad sureña como temática, por lo que el nombre referente a esta preparación es muy ad hoc. En nuestro caso, el género fue cambiado a femenino, por “chapalelas”. Ello porque somos mujeres y parte de la comunidad LGBTQ+, desafiando convenciones de género y sexualidad. Begoña es una chica trans y yo soy pansexual, y al mismo tiempo nos gusta jugar con la feminización o “cuntyficación” de las cosas. El término “lela” es usado en Chile para referirse a “lesbiana”, e igualmente algunas personas llaman a sus abuelas “lela”, por lo que el sufijo “lela” en “chapalela” nos viene como anillo al dedo. Somos queer pero también somos señoras, señoras sureñas, criadas por nuestras abuelas, además.

Este proyecto nació de una manera bastante orgánica. Mi amiga Begoña y yo, con quien compartimos una estética y gustos similares, ya realizábamos arte de performance de manera individual y a principios del año 2022, quisimos hacer performance juntas. No teníamos un nombre ni nada. Posteriormente, después de hacer un par de acciones de arte en conjunto, creímos necesario ponerle un nombre, y en un brainstorming surgió “Chapalelas” y nos encantó. Desde ahí que nos hemos dedicado a continuar haciendo performance, videoperformance y fotoperformance.

-¿De qué manera incorporas la cultura e idiosincracia local en tus proyectos artísticos?

Las incorporo de una manera muy autobiográfica. Mi abuelo es de Cochamó, con mucha costumbre de campo, y fui criada principalmente por mi abuela en el Barrio Puerto de Puerto Montt, en una casa de mañío y alerce que tiene más de 50 años. Eso influenció tremendamente mi obra, el vivir a pasos del mar, en un clima hostil pero dentro de un hogar cálido gracias a la cocina a leña y los platos de mi Noni. Tanto en pintura y collage, como en arte objetual, la comida está presente en mi trabajo. Igualmente he pintado lugares significativos de mi barrio que ya no existen. 

Por otro lado, en performance también he incorporado la identidad local, a través de la estética sureña en cuanto a vestuario y costumbres; el territorio, con sus paisajes y zonas típicas; y por supuesto, la comida. De hecho, una de las performances de chapalelas fue preparar chapaleles, ¡pero rosados!. También hice una canción sobre el “milcao”, otra preparación con papa, aún más masiva que el chapalele, porque lo encuentras en almacenes, panaderías y en venta callejera. Es el equivalente a la sopaipilla en la zona centro. Y bueno, todo lo anterior siempre con una vuelta camp, bien plástica, artificial, lejos de lo jipi que puedes esperar del sur. 

Recientemente también hice un video con IA reivindicando el paisaje natural de Puerto Montt, en donde el mall y sus grotescas torres explotan y se desintegran, dejando el glorioso volcán Calbuco visible (actualmente tapado por estas edificaciones), razón por la que me suspendieron mi cuenta de Instagram durante casi un mes.

-¿Cómo ha sido compatibilizar la Academia con las performances?

Creo que hacer una cátedra es un acto performático en sí mismo. Y vaya que tiene que ser bueno, porque la atención de los estudiantes es cada vez menor; dar clases es una performance más. Para mí es fundamental enseñar historia del arte o discutir sobre un texto académico de una manera que motive a quien escucha. Es por eso que en mis clases de educación superior hago uso de mi cuerpo evitando ser ese profesor que no se para de su asiento, procurando desplazarme en la sala, usando un tono de voz cambiante, haciendo énfasis en ciertas cosas, con histrionismo incluso. Y al mismo tiempo usando mi creatividad para el material pedagógico y las evaluaciones. 

-¿En qué estás trabajando ahora?

Ahora mismo estoy gestando una serie de obras de formato objetual y planificando la próxima performance de Las Chapalelas.

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Andrea Martínez Maugard
Andrea Martínez Maugard
Periodista y Magister en Comunicaciones, Editora en Jefe de VisteLaCalle. Ex creadora de Martirio's Way, un blog que unía moda, música y cine y que ahora lo encuentras en Instagram como @martiriosway. La historia de la moda y críticas es lo que me mueve en VisteLaCalle.

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