Camila Miguel es una artista completa. Comenzó en el arte a los 3 años con acuarela y tempera, siempre destacada en el colegio como mejor alumna en el ramo y sus cuadernos tenían dibujos en vez de materia del colegio. “Me gusta dibujar en carboncillo, donde cada trazo es y queda y no se puede borrar”, asegura. “Empecé a pintar en óleo sobre tela a los 12 años y nunca más paré. Tomé clases particulares de pintura con Pedro Retamal, connotadísimo artista y pintor de Chile, con más de 50 años de trayectoria”.
A los 16 años, Camila hizo una exposición en el Aula Magna de Concepción, una exposición de óleo sobre tela de desnudos. En su trayectoria participaba en concursos de arte o de dibujos, donde sacó primer lugar en algunos. Al salir del colegio estudió Diseño de Ambientes y Objetos en la Universidad del Desarrollo durante dos años y medio. Entre medio trabajó en cine en películas como “Sin Filtro” de Nicolas López y también fue dirigida por Eli Roth, entre otros, Tuvo contrato con Canal 13 para diferentes teleseries como “Soltera otra vez” 1, 2 y 3, también grabó comerciales e hizo una web serie donde fue dirigida por Boris Quercia. Con ello, finalmente decidió estudiar la carrera de actuación. “Soy un amante del arte en todas sus expresiones” afirma.
“Para mi hacer teatro es pintar con el cuerpo en un espacio dado, para así modificar al otro, al igual que en la pintura”, nos cuenta. Postuló a la Escuela de Teatro e Imagen de Gustavo Meza, donde se titula como actriz. Meses después comenzó la contingencia social, donde Camila afirma “hay que tener una posición como artista frente a cualquier remezón, tanto social como espiritual”, por lo que participó en colectivos de arte, entregando mensajes claros hacia lo sucedido y también fue a manifestarse junto a ex compañeros de teatro con “La danza del Butoh”. “El butoh es la expresión del miedo y el desconcierto, es el clamor ahogado del alma; es el cuerpo y la mente pidiendo a gritos ser escuchados y entendidos. Bailas con todos tus demonios y con tu purga. Es el baile de la oscuridad, la danza de los conflictos del alma. Nace en los ’50 como consecuencia a la bomba de Hiroshima de 1945. Es desde ese dolor sin lenguaje que se articula el butoh”.
Luego de esto, las ganas de hacer teatro quedaron ahí, estancadas, con muchos proyectos de actuación que no se pudieron hacer ni se harán producto de lo que estamos viviendo en la actualidad. Con la pandemia mundial, los encierros obligatorios comenzaron a despertar estas ganas de volver a pintar en Camila pero esta vez de una forma muy diferente a como lo hacía antes: arte fluido, donde se expresa lo abstracto a través de reacciones químicas y pintura, usando fuego, sopletes, aire con la boca, entre otros materiales y productos que forman diferentes técnicas en el “fluid art”. “Y es que esa es la magia total del arte; la libertad absoluta para expresarte, para poder modificar al otro, experimentar, imaginar, crear, equivocarte y darle de nuevo con todo, pero por sobre todo SENTIR, igual q la vida misma. El arte nos hace libres”, afirma Camila.
