Por Valentina Leni desde Australia (@valeleni_). Fotos propias.
La exhibición de Alexander Mcqueen en NGV (National Gallery of Victoria), presenta como retrospectiva su trabajo en el diseño desde principios de los años 2000 hasta su muerte. El recorrido comienza con la pasarela que fue lanzada de manera póstuma, y tal vez la de mayor impacto ya que refleja el momento personal por el cual él pasaba, lleno de cuestionamientos, tristeza y oscuridad y en el cual justamente su fuente de inspiración fueron los demonios y entes mitológicos retratados en la era más gótica del arte.
En la muestra se hace especial hincapié a las fuentes de inspiración de McQueen, inagotables, desde películas de Kubrick hasta las corridas de toros españolas. Se presentan esculturas, trabajos de tapicería y pinturas para reflejar esta inspiración, a la vez junto a sus creaciones y material audiovisual correspondiente a los shows. También se puede ver lo versátil de su carrera en cuanto al tratamiento de las telas y tejidos. Su amplio conocimiento en moldaje y el juego con cortes, técnica que manejaba a cabalidad -adquiridas luego de su paso por Savile Row al comienzo de su carrera-, llegando a experimentar con tejidos e incluso estampando imágenes como la de su amiga personal Isabella Blow en sus creaciones, siempre jugando con contrastes como la combinación de elementos que visten al interior como la lencería y exponerla al exterior en una chaqueta.
Fiel a sus raíces, desafiando los límites, a su deseo de generar impacto, disgustar, incomodar y hacer a sus espectadores replantearse lo que pareciera establecido hasta el momento, McQueen llevó la cultura punk en peinados, el uso de telas escocesas y establece que la pasarela -y la moda-, es arte y como arte se puede hacer de ella un show, donde se puede bailar o bien rociar un vestido con pintura negra.