Voces agudas, hits disco para llenar Studio 54 y estilos ad hoc con los atrevidos ’70. El trío de hermanos Gibb -nacidos en Inglaterra pero asentados en Australia-, se convirtieron en todo un suceso, si no uno de los más grandes de todos los tiempos, cuando lanzaron la banda sonora de ese clásico llamado Fiebre de Sábado por la Noche (1977). Maurice, Barry y Robin conformaron el grupo Bee Gees, uno que reinventó en un punto lo que significaba el pop, a punta de experimentos con voces y altos, grabaciones y ritmos inspirados en el R&B. Su éxito fue tal que los encasilló de manera definitiva y eso es lo que muestra el documental recién estrenado de HBO “How can you mend a broken heart”, el que cuenta además con la participación de fanáticos actuales el ritmo: Mark Ronson, Justin Timberlake, Chris Martin, Noel Gallagher y Nick Jonas, entre otros.
La importancia de ser hermanos, conseguir el éxito a temprana edad y continuar con una carrera pese a todos los obstáculos; el documental sigue esos pasos y más. Desde que los Gibb empezaron a mostrar una pizca de talento -su padre tenía una banda y luego se transformó en su manager-, hasta cuando el menor de la familia, el también popular Andy Gibb, decide lanzar su carrera en solitario. La historia comienza con un íntimo relato del único sobreviviente del trío, Barry Gibb, quien en su casa en Miami nos introduce a su mundo. “Daría todos los hits porque ellos estuvieran aquí”, dice en algún punto del material emocionando al espectador, quien hasta ese mismo punto ha gozado de un repaso por las diferentes etapas de los Bee Gees. Creadores de hits como To love somebody, Massachussetts, How can you mend a broken heart (la misma que fue grabada también por Al Green y Cher, entre otros), hasta llegar a la era de oro con Jive Talkin’, Nights on Broadway y el mencionado soundtrack.
John Travolta como Tony Manero caminando al ritmo de Stayin’ Alive es uno de esos momentos definitorios del cine, y si no fuera por la música de los Bee Gees -cuya letra habla de sobrevivir en una ciudad tan peligrosa como Nueva York en los ’70-, no habría tenido el mismo efecto. How can you mend a broken heart está lleno de hitos, sorpresas -Eric Clapton entrevistado tiene que ver con alguna por ahí-, además de injusticias: el trío fue la cara visible de todo el odio que obtuvo el estilo por parte de DJs radiales que amaban el heavy metal, lo que concluyó en ese hito racista y odioso de la destrucción de vinilos de R&B, soul y disco en Chicago (1979). Pero si nos quedamos con el legado, que es infinito, sabremos que la historia más allá de fama, dinero, excesos y lamentables péridas, se trata sobre unos hermanos tan simpáticos y talentosos que llegaron a definir la música entre fines de los ’60 y mediados de los ’80.