“Mi nombre es Helen Guldman Candia y soy diseñadora de vestuario y textiles. Mi acercamiento a la moda se dio mientras estudiaba Periodismo y me cuestioné si era lo que realmente quería hacer. Desde siempre te inculcan una vida estructurada con carreras más tradicionales, por lo que al momento de elegir qué estudiar, por un interés hacia las culturas y el valor de la comunicación, no vi este gusto por el diseño y las artes como una carrera válida por este sesgo social”. Helen es la creadora de Game Over (@gameover.scl), una nueva marca de vestir chilena que muestra sus creaciones en plena época de cuarentena, lo cual puede convertirse en algo bueno si tomamos en cuenta los casos anteriores de marcas nacionales entrevistadas,
“El periodismo involucra mucha vocación y estando en segundo año, me di cuenta de que la mía está en el diseño. Como siempre me ha gustado trabajar con las manos, sumándole además el valor comunicativo, de expresión identitaria, cultural e histórica que transmite el vestuario, decidí irme por este lado. En Game Over cumplo el rol de diseñadora, manejo las redes y, por ahora, confecciono las prendas. Son parte del equipo dos personas más: Javiera Arguinarena, quien está muy ligada a la cultura urbana y representa muy bien lo que quiero transmitir con el diseño, feminismo y empoderamiento. Así que ella participa como coolhunter, modelo y se encarga de los envíos. También participa otra amiga, Catalina Vironneau, quien estudia Diseño Gráfico y tiene una visión única y es súper talentosa. Ella edita las fotos, dándoles una personalidad distinta”.
-En su bajada dejan en claro que su marca tiene vestuario consciente. ¿Qué significa para Ustedes?
A lo que apuntamos en Game Over al decir que somos una marca de vestuario consciente, es que nos cuestionamos el origen y los procesos del vestuario. Visualizamos el impacto que genera la industria de la moda tanto a nivel ambiental como social. Nos referimos con esto a ser conscientes de qué significa que la industria textil sea la segunda más contaminante después de la petrolera, que el 87% de las fibras terminan en la basura y que en las fábricas de las grandes marcas las condiciones laborales son inhumanas. Piensa que en India el sueldo promedio en las fábricas textiles es de $90.000 aprox. y legalmente está permitido el trabajo de menores de edad. Esas son sólo un par de cifras, ¿cómo sabiendo todo esto no nos vamos a oponer? ¿Cómo habrá personas que sigan consumiendo moda tradicional después de saber esto?
Nuestra propuesta entonces es crear prendas desde retazos textiles (restos de tela), de producción local que están en perfecto estado pero por ser de menor tamaño las empresas desechan. Nosotras tomamos estas telas evitando que se transformen en basura y les damos vida. También hacemos upcycling transformando prendas en desuso en unas nuevas, dándoles al textil otra oportunidad. La idea es evitar que pase a ser basura y no consumir telas nuevas por todo lo que sabemos sobre la industria. Con las telas y prendas que hay ya es suficiente para seguir haciendo moda, pero de una forma distinta a cómo la conocemos. Por eso Game Over, por el fin del juego de la moda tradicional; queremos que se acabe el fast fashion. Por lo mismo, lo anterior se enmarca en un diseño slow fashion que apunta a la calidad, las prendas están muy bien hechas y además, si bien el diseño responde a un contexto social, no se deja llevar por las modas o tendencias pasajeras propuestas por el mercado, que constantemente nos invita a cambiar de estilo porque “esto se lleva ahora”, “no seas pasadx de moda”, lo que finalmente son presiones para incentivar el consumo. El consumo es producción y viceversa y así se genera la gran contaminación de la industria textil; ahí está el valor del consumidor responsable.
-¿Cómo creen que se perfilará la moda post pandemia en cuanto a su relación con el medioambiente?
El ideal sería que lo que ha pasado sirva para reflexionar en torno al impacto del ser humano en su entorno y también darnos cuenta que podemos vivir sin consumir al nivel que lo estábamos haciendo. Por lo mismo hemos hecho algunas gráficas, mostrando la huella de la industria; esto finalmente es un llamado a consumir responsablemente y primero valorar la producción local. Ya partiendo con eso se evita el gasto de recursos que significa el viaje de las prendas y además te aseguras más o menos que la confección se dio en condiciones laborales más dignas que en las fábricas de las grandes marcas donde se sobre explota a los trabajadores para abaratar costos. Ahí surge la pregunta y slogan “¿Quién hizo mi ropa?”, que habla de esta consciencia social.
Esperamos que la pandemia esté dando un espacio para darnos cuenta que las crisis mundiales son reales. Ahora es un virus, después va a ser la escasez de agua; no puede ser que pese a ser capaces de avanzar tanto como civilización y en torno al conocimiento, esperamos la crisis para solucionarla en lugar de evitarla. Es como si no fueran reales las estadísticas y advertencias. Para muchxs, es más fácil taparse los ojos pero cada vez hay más personas tomándole el peso a todo esto.
-En la industria existen algunos diseñadores que definitivamente han sido pioneros en instaurar una moda consciente. ¿Quiénes o cuáles fueron para ustedes sus influencias al comenzar?
Los principales referentes para la forma de llevar la moda que planteamos en Game Over están en nuestro país. No sé por qué nos gusta inspirarnos en lo lejano, para mi no fue necesario mirar lejos para observar excelentes diseñadores y artistas, enfocados en el tema de la sustentabilidad que han sido destacados a nivel internacional.
Fue solo hace un par de años cuando comencé a escuchar sobre slow fashion y moda circular.
Una de mis influencias para comenzar fue la diseñadora y activista Juana Diaz, quien con su discurso y proyectos como “Telas del Futuro” me orientaron a la urgencia y deber de hacer vestuario consciente. Aprendí de ella que no se trata solo de hacer diseño de autor, hay que responsabilizarse de lo que hacemos, fijándonos en todos los procesos. Una marca no se puede llamar “slow fashion” sólo porque no produce al ritmo de las más grandes si también está adquiriendo ese textil que consumió y contamino miles de litro, viajó tantos kms. y terminará siendo basura y micro plásticos en los océanos, o sea la huella de carbono es tremenda.
Otra referente nacional, con quien tuve el privilegio de participar siendo guía en la residencia temporal para la exposición de arte textil “Lenguas vivas”, es la artista Natalia Urnia, quien con sus obras además de lo que transmite, es un perfecto ejemplo de darle vida y sentido a un textil olvidado, además de cómo estudia los textiles y los observa tan conscientemente en su composición hilo a hilo, el tiempo y cariño que ella dedica a sus proyectos.
Otra gran diseñadora referente es Carlota Du Pontavice, quien si bien es británica, lleva tantos años en Chile que prácticamente ya es chilena. Ella, independiente de la procedencia de los materiales, ve belleza y los valoriza, dándoles un uso, una nueva vida y aún más, un sentido emocional. Eso es algo súper destacable porque las prendas dejan de solo ser objetos que llegas y desechas, tienen un sentido más allá.
-¿Creen que los chilenos están más dispuestos a adquirir ropa hecha por locales?
Totalmente. Creo que el público chileno cada vez valora más el producto nacional, sobre todo por el hecho de tener una prenda con un diseño que se escape un poco de lo convencional. Crece el número de personas que buscan diferenciarse y siento que ya no está tanto esa mentalidad de “si viene de afuera es mejor”. Hoy el diseño nacional entra a la pelea con incluso mejores estándares que las marcas de afuera y además se está valorando el diseño y trabajo que hay detrás de una marca de producción nacional, que puede costar un poquito más pero esto se traduce en mejor calidad, diseño y valoración también de la mano de obra que es algo muy importante.
-¿Cómo plantean sus colecciones o propuestas?
Ahora que estamos recién partiendo no hemos trabajado en colecciones si no más bien prenda por prenda. La línea común son por supuesto estos valores y forma de hacer planteados en toda la entrevista y el diseño inspirado en el empoderamiento femenino y la cultura bohemia y callejera.
Hasta ahora las propuestas se han dado de distintas maneras: modelos que se hacen en distintos colores pensando en los retazos disponibles, y también otros modelos más exclusivos y difíciles de reproducir por haber nacido de otras prendas o retazos únicos. Hay que tener en cuenta que hay limitaciones en cuanto al material, no se trata de sólo inspirarse, diseñar lo que uno quiera y confeccionar; hay que ver la disponibilidad de materiales y trabajar en base a eso. Pese a esto, ha sido un proceso súper entretenido y las limitaciones hacen que uno se ponga más creativo buscando soluciones distintas, así que han salido varias prendas entretenidas y el público lo ha valorado.