Looks inspirados en productos de aseo o en madres típicas de la televisión chilena. Un dato de tienda vintage en el centro de Santiago o cómo sacar las manchas de la ropa; pero también, cómo hacer un plato de lentejas increíbles.
Eso y más se puede ver en las redes sociales de Feli Cavieres (@felicavieresv en Instagram), donde está todo catalogado como faxion, un concepto que forma parte de su hablar y de comunicarse con sus más de 38 mil seguidores. Pero, ¿quién es Felipe Cavieres, de dónde viene, de dónde salen todas sus ideas? Se lo preguntamos.
¿Quién es el Feli Faxion, cuánto hay de Felipe Cavieres en lo que muestras en redes sociales y cuánto es un poco un personaje?
Soy diseñador de vestuario. Vengo de un pueblito que se llama El Cerrillo, en la Región de O’Higgins, donde viví hasta los 18 años. Todo lo que tengo de mi carácter o forma de ser en redes sociales es parte de esa crianza. Obviamente uno muestra lo que quiere mostrar en redes sociales, pero yo soy así la mayor parte del día; casi nunca me enojo o no me amargo con cosas. Cuando chico me hicieron mucho bullying y fue horrible. Pero me sirvió porque soy muy resiliente, siempre quiero estar bien o que mi entorno esté bien, quizá por mi signo también, porque soy Libra.
– Fue un tremendo cambio cuando llegaste a Santiago, imagino…
Acá en Santiago es muy diferente la vida. Hay muchas diferencias, en el campo somos todos más iguales. Yo me subía a la micro e iba con la hija de mi nana, con la niña ricachona del pueblo, todos éramos un poco lo mismo.
– ¿No te da miedo la exposición que alcanzan tus publicaciones o el hate que puedas recibir?
Eso me da mucho nervio. He tenido mucha suerte, porque en Instagram por ejemplo la gente es tan linda, me mandan mensajes muy bacanes. De 100, 200 mensajes que recibo al día, uno es hate. Al principio me ponía muy nervioso, me daba miedo, porque me han dicho de todo y ahora lo olvido. Pero TikTok no me gusta mucho porque ahí sí hay más hate y es muy muy feo. Te pueden tratar de todo: de pobre, de cuico, de maricón, de gay y lo escriben y chao. En Instagram hay un poco más de respeto.
– En tus redes has contado cómo empezaste a usar faldas, ¿cómo fue eso?
Esto de lo faxion partió porque siempre desde chico me gustó usar faldas, vestidos, pero me crié en el campo, la época y todo. Nunca me retaron por eso, sino que era como ‘no Felipe, no lo hagas’. Pero el año pasado para la primera cuarentena empecé a experimentar con eso. Siempre me compraba faldas y vestidos en la ropa usada y nunca me las ponía. Empecé en la casa a usarlas, después fui al supermercado y así. Ese fue el cambio faxion que tuve y fue muy cómodo.
– Y en el mundo exterior, has tenido buenas y malas experiencias.
Me han gritado de todo en la calle; me han parado para decirme pesadeces o gente gritando desde un auto, de una bicicleta. Pero lo lindo es que a veces se me acercan muchas señoras o abuelitas, muy tiernas, muy respetuosas y me preguntan por qué me visto así. Y les trato de explicar muy en simple, que es ropa sin género, que la puede usar cualquiera. Y me felicitan. El otro día salí con falda y tuve como dos ataques muy agresivos y al otro día fue muy bonito, porque iba en el Metro y se acercaba gente a felicitarme o se sacaba fotos conmigo. Y te hace sentir bien.
– ¿Qué opinas del no gender? ¿Es un cambio social, hay una sobreutilización de la publicidad?
Para las disidencias esto es serio. Pero también creo que la moda ayuda mucho a abrir la mente de otras personas. Tú, yo, sabemos el trasfondo de un hombre con falda en la calle, que cuesta, que es una lucha; pero otras personas ven a Bad Bunny o que en Louis Vuitton sacan una colección con falda y lo pueden aceptar más por eso. La ropa puede educar mucho.
– ¿Cuáles son tus estilos, épocas, diseñadores de moda favoritos?
Si tuviera que elegir -porque tengo una mezcla de todo-, me gustan los años 20′, 70′, también los 80′, ¡esas hombreras! Me gustan cosas hasta de la edad media, los corset los encuentro muy bacanes. Y de diseñador favorito, me gusta mucho Yohji Yamamoto, quien es un diseñador japonés y me inspiro muchas veces en él para vestirme.
– Cuéntanos, ¡¿de dónde salen todos tus datos faxion de comida, aseo, tiendas vintage?!
De aseo es porque de chico siempre me gustó hacer aseo: jugaba a ordenar la casa, me encantaba y de ahí fui aprendiendo muchos tips de limpieza y de productos. Y con la comida, es porque me crié en el campo, privado de muchas cosas. No es como en Santiago que tienen diversidad de todo: de comidas, universidades, supermercados. Cuando llegué a estudiar a Santiago conocí restaurantes tailandeses, japoneses, peruanos. En mi pueblo había un restaurante chino donde vendían wantanes y esa era la variedad del mundo para mi. Entonces quise aprender de todo. Iba a un restaurante tailandés, comía pad thai, llegaba a mi casa y buscaba en YouTube y hacía pad thai.
– Y con la ropa, ¿cómo llegas a todos esos lugares vintage?
– En mi pueblo, en los años ’90, tener ropa usada era muy mal mirado. Pero a mi siempre me tincó eso de ver cosas únicas, de encontrar joyitas que nadie más tenía. Cuando fui creciendo, noté que estas tiendas que eran mal miradas se transformaron en un boom. Ahora todo el mundo vende por Instagram o tiene su propia tienda. Cuando llegué a Santiago conocí la Calle Bandera y ¡te juro que me sentía en una calle en Nueva York! Después grababa historias en redes sociales diciendo que estaba en tal tienda y me escribían harto. Después lo empecé a hacer por TikTok y tenía harto alcance. Lo llevé a Instagram y ahí se popularizó, y ahora me preguntan hartos datos faxion de ropa.