Colaboración de Nicolás Durante
Wendy Pozo, enfundada en su negro habitual y con su pelo en alguna de las gamas del rojo, está sentada en el icónico subterráneo de su local que mira al Cerro Santa Lucía, mientras cuenta que este 2021 se viene lleno de sorpresas. Para el alma y cerebro detrás de la marca Londress -pandemia mediante-, dice que no fue fácil pasar a la venta digital. “Una de las grandes ventajas de mi marca son las telas. Pruébatelo, y ahí vas a ver cómo cae, cómo te queda y sobre todo, la calidad. Y por más que tengas una muy buena foto, nunca vas a poder sentir las telas”, apunta.
Sin embargo, la fuerza de los hechos la obligaron a subirse al carro. Eso sí, explica que siempre con su sello, con personalización en las tallas y conociendo muy bien a sus clientes para saber perfectamente qué es lo que les calza mejor. Además, ha tratado de tener abierto su local incluso en los días más álgidos después de la revolución de octubre de 2019 y la pandemia.
En enero de 2020 fue a Pitti Uomo, la feria internacional de diseño masculino más importante del mundo que se desarrolla en la siempre radiante e idílica Florencia, en Italia; de allí se trajo mucho material para este invierno. Aunque aún no puede revelar los detalles de la colección que se avecina, advierte Wendy que será innovadora y mezclará lo clásico con lo distintivo de su marca. “Vienen cosas tremendas”, remarca. Y sobre lo que vio en Florencia, hace un punto. “Quedé un poco desilusionada. Nosotros en Chile tenemos una calidad a años luz. Ves marcas enormes presentando, pero te das cuenta que aparece una falla, que algo está mal hecho. En Chile estamos súper avanzados y hasta más arriesgados en el diseño, pero tenemos un problema, que no admitimos lo que hay. La gente siempre tiende a mirar hacia afuera porque piensa que es mejor”.
Por escasez de material de buena calidad para este verano, cuenta que tuvo que hacer un viaje a Buenos Aires y ahí, con todas las medidas sanitarias habidas y por haber, recorrió San Isidro y trajo telas interesantísimas, que se plasmaron en una colección de camisas que mezclan líneas verticales clásicas con diseños que incluyen sandías estampadas, y lino en colores planos, muy livianos y cómodos para un verano como el que atravesamos.
Ampliando el giro
“Nos fuimos a las mujeres”, dice Wendy, dando pase a su ampliación formal del giro. Ya no solo será “la” diseñadora ícono de vestuario masculino, y explica por qué. “Yo como mujer busco ropa y es todo igual: o es ropa para muy adolescentes o para cuerpos voluptuosos. Y si hay algo de mujer que te gusta, está lleno de bordados, de mangas feas. Yo no quiero eso, quiero algo que me lo pueda poner con lo que quiera, que sea fresco. Que no sea desechable”. Y así empezó a hacer ropa para ella y también sastrería para mujer, “pero cosas cómodas- afirma-, para una mujer real”.
Aunque su fuerte es la sastrería, ha hecho vestidos igual, aunque no de novia. “Esto no quiere decir que estemos diseñando ropa masculinizada para mujer. No es que la sastrería masculinice o sea para un público solo homosexual. Para nada. De hecho, he tenido muchas novias hetero este año, que se han casado con traje de sastrería”. El otro giro que dio en serio fue hacia los accesorios. Y esto partió por el desorden de Wendy. “Soy super desordenada, súper dispersa, siempre pierdo mis carteras. Entonces dije, necesito algo para andar trayendo mis cosas y que sea cómodo y práctico”.Muestra un clutch negro con gancho que lo atraviesa horizontalmente para sostenerlo directo con la mano, y que presentó en la última Pasarela Valparaíso. Ahí era en blanco, empezó a gustar a sus clientes y lo confeccionaron en negro. También lanzaron unas llamativas mochilas de cuero con forro interior de diseño y cierres ciegos, en diferentes tamaños y también un elegantísimo bolso de oficina en cuero negro, que desborda estilo.
“Esto será limitado. Es algo que tiene mi marca, el valor de la exclusividad, de una sola prenda en ese estilo”, remata Wendy.