Seguimos dándole cabida a historias de emprendedores relacionados con la moda, quienes a pesar de todo siguen firmes en sus proyectos. Esta semana es el turno de Elisa de Cordova, firma homónima de la diseñadora que propone vestuario femenino y quien nos cuenta cómo ha sido el proceso de adaptarse a la nueva realidad.
“Han sido tiempos complejos en cuanto a la creación y la subsistencia de mi firma homónima. Me he tenido que sumergir por completo en este proyecto y en todos los procesos que conlleva la creación de una prenda para sacarlo adelante, desde la compra de insumos hasta tener que salir a hacer los envíos. En un momento pensé que si no actuaba con celeridad, probablemente la marca podría perder su fortaleza, porque para mí esta pandemia significa un viaje sin retorno a la era digital. Por otro lado, también me sentí profundamente responsable de los talleres con los que trabajamos, que son nuestra base ética como firma, y eso implicaba no dejarlos sin trabajo o por lo menos, ayudarlos económicamente a subsistir en esta crisis sanitaria. Hay muchas familias que viven de este proyecto, así es que rendirme y dejar de producir esta colección nunca fue una opción.
Toda la vida estuve ligada al diseño y ejecución de vestuario, incluso mis abuelos maternos y paternos producían como sastrería en Chuquicamata en los años ’60. Nuestro taller es parte de una herencia familiar que nos ha sido entregada, un taller que me ha acompañado desde mi infancia más primaria. Por ello, cuando salí de la escuela de Diseño de Vestuario pude tener una idea más clara de hacia dónde me quería dirigir y cuál sería mi meta como diseñadora.
En 2016 comencé a trabajar bajo mi nombre, sintiendo la necesidad de poder dar un pago digno a los talleres que conocía. Nunca encontré justo que por una prenda se llegara a pagar dos mil pesos, por ejemplo, considerando todo el trabajo que conlleva hacerla.
En la actualidad, hemos tomado el confinamiento como un aliado en nuestra forma de trabajar, encontrando inspiración en la expansión natural del cuerpo en la cotidianidad que nos está entregando este encierro. Y lo estamos plasmando con materias primas nobles y orgánicas, con la comodidad como reflejo de lo anterior y usando textiles reciclados, en su mayoría, para poder disminuir el impacto negativo ambiental que acarrea en cuanto a modelo de producción. También apostamos a un consumo responsable, lo que nos obliga a producir con mesura y usar el sistema pre order, evitando la sobreproducción textil. De este modo, seguimos innovando como marca sostenible y garantizando una producción éticamente responsable de cada prenda, siempre entregando la mejor calidad”.
