Adriana Sanhueza recuerda que desde chica le gustaba hacer artesanías con alambres de cobre. Y cuando cumplió 30, quiso hacer un giro en su vida y además de su carrera como actriz probó con la orfebrería. Tomó un curso en Viña del Mar y se prometió que si en la primera clase era capaz de hacer un anillo, seguiría ese camino. Y lo logró.
Así nació The Rockers, una tienda virtual que ofrece llamativa joyería principalmente en plata, y con un perfil que la misma Adriana define como rockero, pero no de calaveras, sino del sentido más amplio de la palabra, para rebeldes vanguardistas. De líneas simples, pero duras, con un peso importante, que se noten, que se puedan combinar perfectamente con un look básico y que la joya haga la distinción.
Así nació The Rockers, una tienda virtual que ofrece llamativa joyería principalmente en plata, y con un perfil que la misma Adriana define como rockero, pero no de calaveras, sino del sentido más amplio de la palabra, para rebeldes vanguardistas. De líneas simples, pero duras, con un peso importante, que se noten, que se puedan combinar perfectamente con un look básico y que la joya haga la distinción.
“Lo que me gusta es que la pieza te haga recordar el look”, dice al otro lado de la cámara y en su taller en la Quinta Región. “Yo soy muy de usar básicos, pero siempre acompañado con un accesorio que haga la distinción”, agrega.
Dentro de su gama de productos destaca un anillo con forma de clavo grueso doblado, un collar con círculos que evoca alambres de púa y un genial collar de candado grabado. También aros y pulseras, y joyas con relieve que claramente marcan la diferencia. Todo genderless y usable en cualquier ocasión. Sus joyas son hechas a mano por ella misma con plata de 980 gramos, aunque además trabaja con oro pero a pedido y también trabaja con piedras, principalmente cuarzo y amatistas. Para esta parte del proceso tiene a su propio lapidador, que le trabaja en detalle las piedras en su estado puro y resisten el calor de su proceso orfebre.
Dentro de su gama de productos destaca un anillo con forma de clavo grueso doblado, un collar con círculos que evoca alambres de púa y un genial collar de candado grabado. También aros y pulseras, y joyas con relieve que claramente marcan la diferencia. Todo genderless y usable en cualquier ocasión. Sus joyas son hechas a mano por ella misma con plata de 980 gramos, aunque además trabaja con oro pero a pedido y también trabaja con piedras, principalmente cuarzo y amatistas. Para esta parte del proceso tiene a su propio lapidador, que le trabaja en detalle las piedras en su estado puro y resisten el calor de su proceso orfebre.
“Me pasó que compraba piedras en otras partes y cuando las calentaba un poco por el metal, se partían. Así que decidí buscar un lapidador propio que parte y arma la piedra que necesito. El resto lo hago todo en mi propio taller”, cuenta y muestra sus máquinas y artefactos que emplea en su taller. Desde ahí mismo se ha conectado un montón con sus clientes a través de redes sociales, hace Lives de Instagram y lanza concursos para que más gente conozca sus obras. Justo este año está lanzando su línea de lujo y que incluye joyas de rodio, paladio y con piedras como diamantes. Todos los pedidos, muchos de ellos personalizados a lo que pidan los clientes, los hace a través de su Instagram (@therockerschile).