Comenzó modelando zapatos para actores de Hollywood, especialmente aquellos que usaban las famosas estrellas de películas de vaqueros en plena década de 1910 y 1920. Ahora, es una de las marcas de lujo más cotizadas, y no solo incluye calzado, sino también carteras, lentes, relojes, perfumes y toda una línea de ropa prêt-à-porter. Esta es la historia de Salvatore Ferragamo.
En 1898 nació el diseñador que dio vida a la gran casa de moda, en una pequeña localidad de Italia llamada Bonito, el onceavo de 14 hermanos. Y aunque a simple vista, la consolidación del artista parece lejana en un contexto tan particular, Salvatore se las arregló para viajar al extranjero. Por eso, después de estudiar un año de zapatería en Nápoles —la ciudad más poblada del sur de Italia— y abrir una pequeña tienda en la casa de sus padres, el italiano viajó a Boston, donde uno de sus hermanos trabajaba en una fábrica de botas de vaquero.
En poco tiempo, los Ferragamo viajaron a California y se asentaron en Hollywood, donde Salvatore pudo poner una tienda de reparación de calzado y zapatos hechos a medida. La confección del italiano fue rápidamente valorada por los artistas que solicitaban el servicio de reparación y elaboración de calzado, aumentando la popularidad de la tienda de Ferragamo entre la gente ligada a Hollywood. Así que se transformó en el zapatero de las estrellas, epíteto que no lo satisfacía del todo.
Preocupado no solo por la calidad de los materiales usados en la confección, sino también por la comodidad y salud de los pies de sus clientes, Salvatore ingresó a estudiar anatomía en la Universidad del Sur de California, para aprender a elaborar calzado confortable.
Tras sus estudios de anatomía, Salvatore volvió a Italia, esta vez a Florencia, ciudad donde pasaría el resto de su vida. Con la llegada de la nueva vida italiana y con una carrera a punto de consolidarse, el diseñador comenzó a confeccionar calzado para la gente más adinerada del período, entre las que destacan Eva Perón y Marilyn Monroe. En Via Mannelli —una avenida característica por los servicios y tiendas que posee— abrió su tienda de trabajo, donde experimentó con los diseños y produjo varios de sus más conocidos inventos, entre los que destacan el Cage heel (o tacón de jaula). Para la década del 50, Salvatore Ferragamo ya contaba con 700 artesanos expertos que fabricaban 350 pares de zapatos hechos a mano por día.
Aunque la muerte alcanzó a este visionario en 1960, la compañía creció en manos de sus hijos, herederos del nombre. Salvatore Ferragamo es hoy una marca de familia, todavía administrada por los hijos y nietos del diseñador. Su hija mayor, Fiamma Ferragamo, heredó el talento de su padre y legó los clásicos Vara pumps de 1978.
Siempre preocupados por la cultura en Florencia, los Ferragamo se han destacado por ayudar a enriquecer la belleza de Italia a través de la Fundación Ferragamo. Hoy, la familia está donando 600,000 euros para la restauración de la Galería Uffizi en Florencia, un palacio que contiene una de las más antiguas y famosas colecciones de arte del mundo. La ayuda permitirá que el museo habilite las salas dentro de un año y pueda mostrar cerca de 50 obras de arte que datan desde el siglo XV, sobre todo de maestros como Filippo Lippi, Luca Signorelli, Domenico Ghirlandaio, Pietro Perugino y Piero di Cosimo.
Salvatore Ferragamo, hoy es una casa de moda consolidada, también se dedica a apoyar causas culturales y diseñadores jóvenes emergentes que necesitan el respaldo de una marca consagrada. Todo un ejemplo a seguir en materia de talento y emprendimiento.
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