A los 18 años se casó con un acaudalado hombre en su Venezuela natal, pero pronto se transformaría en una diseñadora lejos de Caracas y en la cima del mundo. La historia de la casa Carolina Herrera, una de las más importantes de la moda global, viene de la mano con la propia historia de su creadora, la impecable mujer que lleva su nombre. Luego de varias aventuras como parte del jet set internacional, Herrera se transformó en todo un icono y este 2016 celebra 35 años de trayectoria.
Casada en segundas nupcias con el empresario y Marqués, Reinaldo Herrera, quien es también uno de los editores más reconocidos de la revista Vanity Fair, Carolina se asentó en Nueva York hacia mediados de los años ’70, con familia, ideas y todo. Aunque su experiencia en moda y en el mundo laboral solo se reducía a un trabajo como Asistente de Emilio Pucci, Herrera pronto fue apoyada por algunos de sus amigos más cercanos como Diane Von Furstenberg y Andy Warhol, quienes la alentaron a arriesgarse con una empresa y una labor como Diseñadora. Así, en el Metropolitan Club de la Gran Manzana en 1981, la venezolana mostraba su colección debut marcando el inicio de una larga trayectoria.
Con elegancia, un estilo marcado por vestidos y un pret-a-porter refinado, Carolina Herrera consiguió clientas tan famosas como Esteé Lauder y Jackie O, símbolos de una ciudad que se transformaría en una marca registrada a través de su imagen. Perfumes y alta costura se mezclarían con el tiempo en su registro, el cual siempre va de la mano con su pasado y su status de icono de la moda. Carolina ha sido reconocida por su impecable estampa, donde elementos como la blusa blanca, el estampado floral y un cuidado maquillaje/peinado van a la par con la propia historia de su casa. En 1986 diseñó el vestido de novia de Caroline Kennedy y hoy sigue acaparando páginas de revistas y destacando con sus propuestas sobre alfombras rojas, sus propias hijas y en delicadas pasarelas.
Fotos: MarkSidkes, Cotilleando, Zimbio.