En el blog de Depto 51, Coca Ruiz aparece como colaboradora mostrándonos espacios fieles a su estética favorita, la parisina. Mirando el trabajo de diferentes escuelas de Diseño, Ruiz es todo un referente cuando se trata de su trabajo en UDP y UDD, algo que la ha llevado también a moverse en el Museo de la Moda. Pero además, está ligada a Revista Paula, al proyecto La Casa de Juana y es la contraparte de Gapsi Pizzoleo en Miss Little Touch. Aquí les presentamos a Coca Ruiz, una mujer totalmente multifacética y amante de todo lo que implique estilo, algo que adquirió gracias a su infancia en París y ese toque que la sigue a todas partes, el cual se mantiene unido a una infancia llena de recuerdos fuera de lo común, que incluyen un dibujo de Pancho Smythe sobre la caída de su primer diente o vivir en un barrio musulmán en París.
-¿Cómo se desarrolló tu infancia en París? ¿Cuáles son los puntos más importantes que aprendiste en aquellos años?
La simpleza de ser o estar la descubrí probablemente ahí. Hija única, un poco sola, un poco desarraigada, en un distrito de París habitado principalmente por musulmanes y exiliados. Vivíamos en un espacio mínimo de pocos metros cuadrados, ocupados casi por completo por una escultura de Tótila Albert y un cuadro enorme del Titi Gana, mientras en la otra mitad la máquina de escribir de mi papá escritor y los libros de mi mamá filósofa y en lo que quedaba… yo. Yo dibujando, yo mirando, yo preparándome cada mañana para ir a la escuela pública, con todo lo que acarreaba la ley de laicidad francesa de ese tiempo. Cuando volvimos, sin saberlo estaban ahí desde hace mucho tiempo mi familia y mis nuevos amigos. Aprendí a tener confianza en mi misma, pero también a apretar los dientes cuando las cosas no van bien.
–¿Cuáles fueron tus primeros acercamientos con el Diseño y la Moda en general?
Al Diseño desde esos años sin duda, estaba rodeada de él en todo momento y sin saberlo absorvía miles de estímulos que mis papás tampoco sin mucho esfuerzo ponían a mi disposición. En Chile nuestra casa pasaba llena de escritores y artistas, mi papá fue gran amigo de Jorge Teillier, Rolando Cárdenas, Rodrigo Lira, Raúl Zurita. Recuerdo que cuando se me cayó un diente, Pancho Smythe me lo dibujó volando arriba de un corazón, todavía tengo ese dibujo. El tema de la Moda llegó después, algo así como un salvavidas post separación matrimonial. Siempre me ha gustado aprender sobre el origen y la historia de las cosas que me apasionan y en ese momento me propuse viajar, leer y aprender más sobre este tema y su vínculo con la cultura. La moda ha acompañado los cambios culturales, políticos, económicos y sociales de los pueblos. Hoy definitivamente es un área en expansión, que surge de la vida misma, como medio de expresión e identidad cultural.
-Tienes hartas labores relacionadas con la moda. Cuéntanos por ejemplo, ¿cómo llegaste al Museo de la Moda y de qué te encargas allí?
Al Museo de la Moda llegué desde mi rol de Profesora e Investigadora de la Facultad de Diseño de la Universidad del Desarrollo. Inicié con mis alumnos un proyecto editorial de investigación relacionado con La Industria Textil en Chile y definitivamente el Museo de la Moda es el espacio de recepción de toda esa información, no solamente por su vínculo con una de las familias más importantes de la historia textil en Chile, sino también porque en su Departamento de Documentación hay más de 6000 publicaciones que me tienen vuelta loca. Me he topado con joyas patrimoniales, revistas de moda, fotografías, bocetos e ilustraciones originales de diseñadores, discos y otros documentos que abarcan el desarrollo de la moda desde el siglo XVI hasta hoy.
-¿Qué es lo más importante que buscas a través de tu trabajo en los talleres universitarios?
Puede sonar trivial pero busco inspirar, enseñar a re-observar el entorno y a encontrar lo que nos apasiona. Me interesa entregar mi experiencia profesional, trabajar con casos reales. Los alumnos valoran mucho eso y valoran también mi capacidad de fomentar el desarrollo creativo a través de ejercicios menos convencionales, que exigen salir de la zona segura y meterse en la ciudad, en la investigación, en el desarrollo de contenidos y procesos innovadores. Soy re pegada en algunos temas, arts and crafts, contracultura, pop, vanguardias, creo que por ahí hay una línea clara de pensamiento. Hay un sitio web que transparenta un poco esta manera de entender el diseño, se llama The Method Case, vale la pena mirarlo.
-¿Cómo defines el trabajo de Dirección de Arte? ¿Qué puntos son claves en tu estilo a través de este oficio?
Me lo han preguntado varias veces y todavía me cuesta tener una respuesta única para explicar mi trabajo como Directora de Arte. La motivación profunda… la felicidad que me causa estar todo el día en contacto con materiales, colores, textura. Vivo en un eterno Pinterest, soy volada y pegada en los detalles. Hay situaciones que me ponen muy contenta, como un día soleado o pasear en bici de noche.
-Mantienes un pie entre una revista de moda tradicional como Paula y una publicación nueva a través de Miss Little Touch. ¿De qué manera compatibilizas ambas labores y cuáles son tus principales roles en ambas?
En Revista Paula me mantengo como colaboradora, si bien pasé años trabajando muy de cerca en el desarrollo de la imagen de Ropero Paula y Mercado Paula, hoy estoy más cercana a Miss Little Touch, un proyecto editorial de tono experimental y con mucho humor. En ese lugar me encuentro con mi gran socia y amiga Gapsi Pizzoleo, con ella compartimos un gran sentido del humor y el gusto por la cosa medio vaga. Es una revista donde se respira moda pero principalmente se respira actitud y humor. Desmantelamos los estereotipos, nos reímos de nosotras mismas, a eso hay que sumarle un cuidado profundo por la estética y excelentes colaboradores.
-Hablemos de moda nacional. Según lo que has vivido a través de tus clases y también en revistas, ¿Cómo ves el panorama chileno, de acuerdo a pasarelas y exposición lograda? ¿Cuál crees que es la principal falencia de los diseñadores en general?
En este punto debo reconocer que me mantengo un poco alejada de eventos y pasarelas. Creo que, si bien son muy entretenidos, no reflejan el espíritu de los diseñadores chilenos que privilegian la confección artesanal, los materiales y los procesos productivos locales. No creo que los diseñadores locales deban competir con el modelo fast fashion, industria que llegó para quedarse y que en ningún caso rechazo, son modelos económicos diferentes y la tendencia local debe apuntar a la diferenciación conceptual y morfológica, reconociendo y aceptando sus diferencias.
-¿Cuáles son tus marcas y diseñadores favoritos, de cabecera cuando se trata de una producción o recomendación?
Es infinita la lista y todos comparten el interés por traspasar el límite entre arte y moda. Hussein Chalayan por ejemplo, turco-chipriota, se graduó con un proyecto que contenía ropa que había enterrado y desenterrado en el patio de su casa. McQueen británico, noventero, integró el grupo de los Young British Artists, junto a Damien Hirst, Tracey Emin, Sam Taylor-Wood, los hermanos Chapman, etc. Me fascina McQueen por lo chocante de su obra, el uso de materiales atípicos, y por meterse, siempre irónico y genial, en territorios difíciles como la política, la religión y los animales.
-Por otra parte, también participas en La Casa de Juana, ¿de qué se trata este proyecto?
Es un proyecto que me permite desarrollar mi interés por el arte, la decoración y el interiorismo. En mi rol de editora de Juana, leo mucho, escribo mucho y recibo mucha información también. Ahora estoy pegadísima con un texto del matrimonio Smithson, se llama “El arte de habitar” y habla de una arquitectura humanista de reconocimiento e identificación con nuestro entorno material más próximo: la casa.
– Si tuvieras que quedarte con uno de los oficios que desarrollas, ¿Cuál escogerías y por qué?
Ser mamá, sin duda mi mejor oficio.
– Por último, dinos una canción, una película y un icono que te inspiren.
Una canción, “Galvanize” de Chemical Brothers, una película “Blue Jasmine” de Woody Allen y un icono Audrey Hepburn. Ella más atemporal imposible, cuando estoy apurada el little black dress y la cola de caballo son mi salvación.
Fotos:
Coca Ruiz
Amaia Diez
