La fotografía retrata de manera más fidedigna nuestra vida actual. En temas de moda, la fotografía se vuelve esencial a la hora de capturar las tendencias que año a año se yerguen en las pasarelas y en las calles del mundo. Sin embargo, antes de la fotografía, las últimas modas se difundían gracias a las litografías de moda, ilustraciones que representaban los cambios en los atuendos durante las sociedades de antaño.
Las litografías de moda —o fashion plates, como se conocieron desde el siglo XVIII aproximadamente en toda Europa— ocuparon un lugar central promoviendo e ilustrando los estilos de cada época. El vestuario, los peinados y accesorios eran caracterizados en estas litografías, que servían a las personas para imitar las últimas tendencias. Su importancia se disparó durante los siglos XIX y XX, pero su origen se puede rastrear hasta el siglo XVI, contexto en el que los retratos y la pintura eran el principal instrumento de reproducción, y también, la manera común de perpetuar las familias de elite. En este contexto, los retratos sirvieron de influencia directa para el surgimiento de la litografía de moda, sobre todo porque se dedicaban a mostrar los estilos de la época y la manera de usar las prendas.
Durante el siglo XVIII, la litografía de moda se divulgó con mayor potencia al ser incorporada en varias revistas de moda europeas. La revista británica The Lady’s Magazine, que comenzó sus publicaciones en 1770, fue una de las principales divulgadoras de las tendencias alrededor de Europa, incorporando variadas litografías en sus números. También en Francia, La Galerie des Modes fue unas de las publicaciones precursoras de la litografía de moda en el país, potenciando las tendencias en boga y haciéndolas circular a través de la población.
Con el avance del tiempo, el contexto permitió que la divulgación creciera, favorecida por una clase media en ascenso —y, por lo tanto, un nuevo público preocupado de los temas de vestuario— y una mayor conectividad entre las naciones, y mayor rapidez en las comunicaciones. Todo esto, sumado al surgimiento de varias revistas europeas, popularizó el concepto de litografía de moda, coronándolas como el principal medio de difusión del los nuevos estilos.
La llegada de la fotografía pondría fin al reinado de las litografías de moda. Al ser una representación capaz de capturar con total autenticidad los looks de las personas, mientras más popular se hizo la fotografía, la litografía perdió la fama que la había caracterizado un tiempo atrás. Y aunque el ascenso de la importancia de la fotografía fue paulatino, tiempo durante el cual muchas publicaciones combinaron ambas formas de representación, en realidad la litografía nunca perdió el encanto que la caracterizó, en el que guarda la esencia de una época.
En nuestro contexto actual, la litografía continúa viva en las ilustraciones de moda. Y aunque la fotografía se popularizó al punto de que cada uno puede tomarse su propia selfie y divulgarla con una rapidez exorbitante, los ilustradores conservan un afán por la representación creativa y confían en que los trazos contorneados por su propia mano sean una forma fiel de reflejar las modas contemporáneas.
Imágenes: damesalamode.tumblr.com