Jane Birkin es una actriz y cantante británica que se hizo conocida no sólo por su belleza y talento, sino también por su relación con Serge Gainsbourg, con quien tuvo una hija, Charlotte Gainsburg. Grace Kelly también fue actriz, pero luego de su matrimonio con el Príncipe Rainiero III de Mónaco, se convirtió en la Pincesa Grace de Mónaco. No es entre ellas el v/s de este artículo, sino entre las carteras de Hermès que llevan sus nombres y que tienen la categoría de piezas icónicas.
Partamos por decir que la Kelly fue creada antes que la Birkin (punto para la Kelly). Si bien su origen se remonta a la década del ’30, no fue hasta 1956 cuando fue bautizada con el nombre de Kelly, debido a que La Princesa de Mónaco trataba de esconder de los fotógrafos su incipiente embarazo, cubriendo su vientre con uno de sus accesorios Hermès favoritos. La foto dió la vuelta al mundo y llegó a ser portada de la Revista Life.
La cartera Birkin, en cambio, fue inspirada directamente en su musa, Jane Birkin (punto para ella). En uno de sus tantos viajes, la cantante británica se sentó junto a Jean Louis Dumas, CEO de Hermès. Apoyó la cartera que cargaba en su asiento y las cosas que en ella tenía cayeron al piso, luego que terminó de recoger sus enseres, le comentó a Dumas lo díficil que era encontrar un bolso que se ajustara a sus necesidades y donde cupieran todas sus cosas. Éste le preguntó cómo tendría que ser una cartera ideal para ella y, así, en 1984 Hermès lanza la Birkin. Lo curioso es que la cartera desde dónde cayeron sus cosas al piso del avión era una Kelly (punto para la Kelly por posibiltar indirectamente el nacimiento de la Birkin. Kelly 2, Brikin 1).
En cuanto a sus características, la Birkin es más grande que la Kelly. La primera tiene dos asas, mientras que la segunda tiene sólo una. La Kelly es catalogada como una cartera elegante por su look sofisticado, en tanto la Birkin es un bolso más casual, con un look más sporty. Ninguna de las características antes mencionadas les da puntos, pues evidentemente todo depende del gusto de la usuaria.
En lo que a aceptación comercial se refiere, las Birkin son mayormente demandadas, a pesar de que su precio es superior. Pero aunque alguien tenga todo el dinero del mundo, no es cosa de llegar, entrar a una tienda Hermès, pasar por caja y salir con su Birkin en el brazo. No. Para comprar una Birkim hay largas listas de espera de meses, incluso de años, a veces (Kelly 2, Brikin 2). Ahora, en términos de cantidad, y probablemente debido a su menor precio, las Kelly que se venden anualmente traspasan la cifra de Birkin vendidas en el mismo período (punto para la Kelly que coloniza a las fashionistas del mundo, al menos en número. Kelly 3, Birkin 2).
En términos de cultura pop, pareciese ser que la Birkin está más presente en el inconsciente colectivo. En Sex & the City, las chicas querían una Birkin, no una Kelly. Martha Stewart se presentó a juicio con una Birkin, lo que incluso fue discutido en la prensa, diciendo que ello no sería bien visto por un jurado de clase media. Hasta a la nada clásica Lady Gaga, se le ha visto cargando una de esas joyitas que pueden costar lo que vale un auto (Kelly 3, Birkin 3).
Aparentemente, este v/s resultó empatado. Es que, indudablemente, resulta muy complicado inclinarse por una de las dos opciones. Hay mujeres que definitivamente son más Birkin y otras que no cambian por nada del mundo a su Kelly.