De alguna manera, Tom Ford siempre ha sido una especie de outsider del sistema. Pese a que se transformó en uno de los más populares creativos de la industria a mediados de los años ’90, tiempo después decidió no seguir la corriente habitual y hasta probó con mucho éxito como director de cine. Hoy, Ford demuestra que a pesar de todo, sigue siendo fiel a sus raíces de estilo principales y además, gustos iniciales mientras iba creciendo y el lookbook F/W 2017 es una fiel representación de ello.
Los años ’70, Studio 54 y los iconos disco, eran referentes que Ford vio crecer y madurar a través de su adolescencia. En numerosos libros que muestran lo que pasó en aquellos años –especialmente “Champagne Supernovas”-, se ha señalado que el texano vivía y respiraba lo que pasó en aquellos esplendorosos años de glamour y trajes largos, siempre alimentado por iconos como Halston y Geoffrey Beene, además de su ídolo Perry Ellis. Por eso, no es de extrañarnos que Tom Ford sea sinónimo de lentejuelas, plumas, bordados de noche, colores metalizados y más, algo que deja en evidencia a través de su nueva colección, la que se salta la tradición de las pasarelas y aterriza de manera virtual.
Luego de anunciar su baja del último fetiche de la industria, el sistema del see now-buy now (vea ahora y compre al tiro), Tom Ford regresa a sus inicios y se inspira claramente en su adorada era disco. Un poco de Grace Jones, la mítica pantera del espectáculo que llevó sin tapujos trajes metalizados y ajustados en rosa, púrpura, hasta combinaciones de colores fuertes en vestidos y medias, también se hace presente en la propuesta de Ford, quien para muchos es quien mejor traduce lo que significa esplendor del pasado, pese a que a veces se pierde en el intento.
Fotos: Tom Ford.
