Pocas películas logran sorprender a estas alturas. Mientras la mayoría trata de conseguir éxitos basados en ventas de tickets y por supuesto, alimentar a la cultura pop en base a arquetipos repetidos, de vez en cuando surgen pequeñas cintas que llegan a transformarse en objetos de culto gracias a su estética o historia. “The love witch” (2016) es quizás completamente desconocida, pero tras sus imágenes recaen varios referentes que nos hacen identificar su estética de inmediato.
La historia presenta a Elaine (Samantha Robinson), una joven mujer que viaja en su auto a un nuevo destino, el cual nos muestra poco a poco que además de ser bonita y una artista, es también una bruja. Elaine solo quiere encontrar el amor, pero su fuerza la lleva a toparse también con otras consecuencias, mientras conoce a personajes femeninos y masculinos en el camino. Todo mientras desde los colores, pasando por el maquillaje y los sets, nos recuerdan a esas películas de los años ’60. Un viaje por el giallo, por lo que significó Suspiria de Dario Argento para el cine de terror con más estilo, por el fetiche de Jess Franco y también, por la misma estética que explota hoy Lana del Rey.
Anne Biller es su directora, pero también la encargada del vestuario y de construir los sets, entre otros elementos. Para algunos críticos, su trabajo está basado en el feminismo más vanidoso, mientras The Love Witch es su tercera cinta. Fue estrenada en Fright Fest con un gran éxito y presenta demás, débiles y tontos personajes masculinos, algo raramente ubicable en el Hollywood de hoy. Gracias a su estilo, The love witch vale la pena ser revisada y además, adorada por varios que encuentran en Anne Biller a la Tarantino del horror feminista.
Fotos: The love witch.
