CECILIA CE: Sexóloga, Psicóloga Sistémica y creadora de “Beer & Sex Night”, un espectáculo de ciencia, sexo y humor. Desde hace diez años se dedica a la atención de pacientes. A través de su cuenta de Instagram (@lic.ceciliace), con más de 450 mil seguidores, difunde contenidos educativos y aborda la sexualidad con un lenguaje directo. En 2019 publicó el libro Sexo ATR, de editorial Planeta y fue convocada para dar su primera charla TEDX en Rosario.
Mucho se habla en esta cuarentena sobre sexo, pero poco se dice acerca de que la sexualidad fluctúa siempre. Cada vivencia que nos atraviesa como seres humanos modifica también la forma en la que experimentamos el sexo. Es por eso que pretender que el deseo, la intensidad del orgasmo, la erección o la lubricación se mantengan a lo largo del tiempo es una falsa creencia. Nuestra vivencia de la sexualidad cambia con los años, no es lo mismo en la adolescencia, que, si tenemos hijos, si sufrimos una mala experiencia o si tenemos preocupaciones. Y claramente cambia frente a una pandemia.
Si bien celebro que el tema del sexo en cuarentena, ocupe la agenda de los medios observo que muchas veces se replican mitos y falsas creencias, que sumadas a la mala educación con la que cargamos en la materia, perjudican el camino hacia una sexualidad saludable y placentera. Cuestiones como que el orgasmo sólo es tal si se alcanza en penetración o que los hombres siempre tienen que estar dispuestos al encuentro sexual y con el pene siempre erecto, están muy vigentes y es nuestra responsabilidad como comunicadores no abonar a esos mitos. Entre tanta información disponible, mi consejo es hacer una pausa para buscar las fuentes confiables. Puede ser más trabajoso, pero vale la pena.
Lo bueno de este periodo de reclusión es que viene acompañado de menos distracciones, nos obliga a filtrar lo importante de lo que no lo es y se presenta como una excelente oportunidad para hacernos cargo de lo que nos pasa. Si bien uno siempre aprende de la interacción con los otros, lo primero es mirar hacia adentro y evitar esperar que el otro resuelva por mí.
Respecto de los vínculos, lo que deja en evidencia la cuarentena es, ni más ni menos, que lo que ya estaba ahí. Si no había buena comunicación en la pareja, es probable que tienda a empeorar. Por otro lado, muchos están aprovechando el momento para reencontrarse y el diálogo es fundamental. El tema “sexo” sigue siendo tabú y la gran mayoría de parejas presentan dificultades a la hora de ponerlo en palabras. La sensación es de una exposición muy alta, vergüenza, miedos. Tal vez esta sea una buena oportunidad para trabajar sobre eso.
A los que están conviviendo, los invito a bajar la idea romántica de que el encuentro va a llegar de manera espontánea. El momento se busca. Comunicar el deseo es la mejor manera de conectar con el placer sin presiones y evitar el desencuentro. Saber qué le gusta al otro y qué cosas forman parte del imaginario de cada uno demandan diálogo. Lo mejor es generar espacios de conversación sobre sexo fuera del momento erótico.
El otro gran protagonista del confinamiento fue el sexting. Una oportunidad para muchas personas de encontrarse haciendo cosas nuevas y de ponerse creativos. una oportunidad para algunos, para amigarse con la imagen y jugar con eso. Pero también, podemos encontrar ahí las mismas dificultades que tenemos en lo real: desencuentros, distracciones, falta de diálogo. Podemos utilizar el sexteo para entender qué quiere aquel con quien me vinculo y en qué momento lo quiere, para así poder coincidir y encontrarnos. Lo que sucede sino, es que uno se está masturbando mientras el otro mira Netflix, y eso dista de ser un encuentro real. Lo bueno sería usar lo virtual como medio, como posibilidad para conectarme, entablar un vínculo y no usarlo con el único fin de satisfacer la necesidad de la descarga genital, porque eso se convierte en algo más parecido a un consumo pornográfico. Además, la virtualidad habilita la abundancia, lo cual también es perjudicial porque nos dispersamos hablando con muchas personas al mismo tiempo y no profundizamos con ninguna. El aislamiento físico, nos aleja del encuentro corporal con otro, lo cual nos quita el peso de la ansiedad de desempeño y nos brinda una oportunidad para encontrarnos desde las palabras, la intimidad y la fantasía. Es una posibilidad para encontrarnos desde otro lado, ya sin estar pendiente de si lo hago bien o mal, si no llego al orgasmo o eyaculó antes de lo que quisiera y todas esas atenciones que suelen estar presentes y obstaculizar el encuentro sexual. Hoy podemos generar intimidad y erotismo y calentarnos sin tocarnos un pelo. Es un buen momento para fomentar el diálogo sexual y generar un ambiente seguro para excitarnos y expandir el universo sexual.
Para las parejas que conviven, el confinamiento nos presenta un nuevo desafío, al estar 24/7 en una convivencia como nunca antes. Hoy llevamos adelante todos nuestros roles desde un mismo lugar: el hogar. Salir a la calle y cambiar de espacio, es un límite temporo espacial necesario para diferenciar una cosa de la otra. Ahora hacemos todas nuestras actividades desde un mismo escritorio. No hay límites entre una actividad y otra, no hay límite entre una cosa y otra y eso agota. Hay un agotamiento por la cantidad de tareas fundidas en un espacio infinito de días que se mezclan entre sí. ¿Cómo cambiamos de rol y pasamos de trabajar a compartir con tu pareja? ¿Cómo le pedís espacio a las personas con quien convivís si no tenés metros cuadrados ni intimidad desde que empezó esto? Necesitamos poder conversar, porque así como todas las tareas están mezcladas, están también las emociones. Es bueno preguntarnos cómo estoy de angustia, cómo estoy de enojo, cómo estoy de ansiedad, de calma. Y decirle al otro para evitar escaladas. Pedir silencio, pedir espacio (aunque sea encerrarse en el baño). Poner límites entre las actividades.
Una de las mayores consultas durante estos tiempos tiene que ver con la dificultad para encontrarse en la frecuencia de relaciones sexuales en la pareja. Digamos que sería lo opuesto a la sincronicidad. Y si lo pensamos bien, no es muy fácil encontrarse en sincronía con el otro. Digamos que tendríamos que estar celebrando más cuando Sí que estar peleando cada vez que no. Pensemos que en una relación de pareja de dos, tenemos cada deseo sexual individual y luego tenemos el deseo de relación sexual con la pareja. Porque no es lo mismo tener ganas de masturbarme a tener ganas de tener relaciones. A veces el deseo propio alimenta al encuentro y al deseo de pareja, y a veces compite. Muchas veces las parejas sienten deseo de estar con el otro y 1) no lo comunican 2) no lo inician o 3) no se encuentran en el momento adecuado (la típica “siento deseos cuanto estoy trabajando y después llego a casa agotado y no puedo”). A este desencuentro es probable que la otra persona reaccione sintiéndose rechazo y no deseado, alejando, reprochando y abandonando la búsqueda. Hay vínculos de pareja donde es muy claro quién es el que inicia y quién es el que responde. Son roles. Y por suerte, son roles complementarios (si fueran dos personas que inician se estarían peleando por el rol cazador y si fueran dos personas más inhibidas y receptivas es muy probable que tengan muy baja frecuencia) Si yo inicio y el otro responde, eso es tener ganas también, por eso está bueno reconocer el rol de cada uno y aceptarlo. ¿Qué hacemos entonces? Comunicarnos. Hablar del deseo individual de cada uno, hablar de cuando sienten más ganas, cuál es el contexto ideal, hablar de las expectativas que tienen y cual es la demanda real a la que el otro puede responder. A veces simplemente es aceptar al otro como es.
¿Qué hacemos entonces? Comunicarnos. Hablar del deseo individual, del contexto ideal Y de las expectativas. A veces simplemente es aceptar al otro como es.