Las películas slash y sangrientas de los años ’80 no serían nada sin sus predecesores italianos, los directores que transformaron el horror en una divertida manera de ver asesinatos con estilo bajo el giallo. Dario Argento es el más grande de todos, seguido de cerca por Lucio Fulci y Mario Bava, y su obra maestra se llama Suspiria, la misma que ahora hace noticia a través de un remake a cargo de Luca Guadagnino que aquí desmenuzamos para saber sus diferencias.
Si bien ambas historias giran en torno a una academia de danza, este lugar no cuenta con un estudiante como Mark, interpretado por el joven Miguel Bosé. En 1977, el cantante y actor español daba pasos agigantados en un pequeño pero recordado rol, donde desplegaba toda su gracia bajo la disciplina del ballet. En la versión 2018, la academia no es tan estricta en cuanto a baile como la de Argento, donde lo clásico y el vestuario se apegaba a la tradición. Dakota Johnson toma el rol de Jessica Harper, quien interpretará a Anke en el remake, una especie de homenaje/cameo que de seguro servirá para apaciguar las críticas de los fans acérrimos de la original.
Mientras los colores, la estética y fotografía son altamente importantes en Suspiria (1977) -y la hacen una de las películas más bellas pese a su concepto-, la versión 2018 se centra más en otros elementos: recrear esa sensación de terror vintage. Porque se vale del vestuario -especialmente el que lleva Dakota Johnson-, de los colores que adopta su imagen -de una especie de cinta ochentera europea-, además de la música, rescatándola como elemento primordial de suspenso gracias a Thom Yorke. En la Suspiria original, era la banda metalera Goblin la que le otorgaba un dispar toque único a la trama. Y en esta versión, está la inigualable Tilda Swinton.
¿Qué les parece la idea de este remake?
Fotos: imdb.