La cantante ha cambiado sus pelucas de color por un particular rubio platinado, y sus atuendos llamativos por unos más cromáticos, elegantes y simples. Ella lo define dentro de un estilo andrógino, donde la arquitectura en los diseños es importante y aportan con un contenido político. De esta manera, busca interpretarse a sí misma en distintos escenarios, ajustando sus opciones de estilo creando su propia evolución, tomando mejores decisiones a la hora de vestirse, sin quedarse atascada en una sola forma de pensar, hacer o presentar.
La puesta en escena de su nuevo single “Chained to the Rhythm” en los Grammys y el video de esta misma son un buen ejemplo de este cambio. Para su presentación en los Grammys trabajo con Es Devlin, quién ha colaborado en distintos desfiles de Louis Vuitton, Kanye West y Jay-z además de la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres. Devlin ha sido la encargada de sus escenografías llenas de mensajespolítico, que incluyen figuras gigantes del Día de los Muertos que representaban al presidente Trump y a la primera ministra británica Theresa May.
La moda para Katy es un lenguaje, una manera de contar historias, de adaptarse a nuevos estilos y jugar con ellos. Antes ella era un gran ejemplo de un mundo lleno de colores y de insinuaciones, ahora lo que más le importa es el mensaje, insinuaciones llenas de contenido y que tienen un propósito.
Desde los diecisiete años que Perry está adaptándose a la vida en Hollywood, convirtiéndose en una gran artista con distintas canciones número uno. Sus videos y actuaciones estaban sumergidas dentro de un mundo de fantasía y color como en “I Kissed a Girl” y “California Gurls”, ahora aportan metáforas de preocupaciones contemporáneas, distintas crisis económicas y la adicción a las redes sociales.
Fotos: Vogue, Billboard.