Este post bien podría haberse titulado “El encanto de Rita Hayworth” a secas. La reconocida leyenda del cine, cuya ascendencia latina fue de alguna manera dejada en el pasado bajo un intenso makeover físico, encantaba en cuanta película apareciera, especialmente su gran clásico Gilda. Pero ¿qué se pasa cuando se explotan sus raíces, la sensualidad de sus movimientos, se tiene el vestuario de Travis Banton y una historia de lujuria y amor? Así nació Sangre y Arena (1941), una película donde Hayworth seduce al personaje de Tyrone Power, un torero que pasa rápidamente por la fama.
Banton había vestido a Clara Bow, Claudette Colbert, Carole Lombard, Marlene Dietrich y Mae West, entre muchas otras divas, además de crear el vestido Dragon Lady de Wong Liu Tsong, la primera estrella de Hollywood de origen asiático. Con esos antecedentes, el vestuarista de la Paramount sabía cómo sacarle partido a la figura de la actriz y además al color que las películas tenían recientemente en el cine. Por eso, una de sus obras inolvidables fue el vestido rojo fucsia que llevó Rita en su baile junto a Anthony Quinn, en una escena llena de celos, pasión y más.
Doña Sol era el rol que interpretaba la actriz, una mujer que vivía de manera acomodada y que veía como emergía la figura del matador Juan Gallardo, un objetivo de seducción para ella. Pero todo se convertiría en una gran lección y además de sufrir durante la historia, Doña Sol se enfundaba en trajes elegantes, joyas y peinados ideales para ser una femme fatale. Con este rol, Hayworth se consolidó de manera definitiva y la prepararía para su papel absoluto, el de Gilda en 1946.
Fotos: IMDB.
