En cualquier lado donde exista la moda, siempre existirán las mujeres francesas como ejemplo máximo de elegancia y estilo personal. No importa si son actrices, cantantes o mujeres comunes y corrientes fotografiadas por las calles, hay algo que siempre atrae de ellas, que nos hace fijarnos en las tenidas y en un glamour que no se relaciona directamente con joyas o pieles; es un glamour innato, que ya muchas quisiéramos para nosotras mismas.
En los ’20 ya existía Coco Chanel, la estilosa diseñadora reina de la vanguardia femenina, junto a la sexy Claudette Colbert, quien deslumbraba en Hollywood; en los ’50 siguieron Edith Piaf, con un estilo que traspasó la música, mientas Simone Signoret derrochaba carácter a la par de talento en el cine; y por supuesto, apareció la reina de la sensualidad blonda, la mítica Brigitte Bardot.
Pero en los ’60, se vino una ola de nuevas mujeres que mientras combinaban esa sensualidad y belleza de antaño, también tenían estilo y carácter: con la Nouvelle Vague (o la nueva ola del cine francés) aparecieron Jeanne Moreau y las cuasi francesas Jean Seberg y Anna Karina (ambas hicieron carrera en Francia); en la música estaban Sylvie Vartan y Francoise Hardy, mientras Catherine Deneuve mostraba otra belleza clásica para el país, junto a su hermana Françoise Dorleac y la sexy Claudia Cardinale. Fueron los tiempos de actrices/cantantes y cantantes/actrices, siempre con un estilo único y largamente imitado.
Luego en los ’80, surgió el chic francés que se centraba en las modelos, esas musas que hoy se convierten en inspiración para muchos a la hora de vestirse. Estaban Ines de la Fressange y Lucie de la Falaise – sobrina de la setentera Lulu de la Falaise-, todas con el sello Yves Saint Laurent; también surgió el rol de las actrices/modelos o modelos/actrices, siempre estilosas por supuesto, como Isabelle Adjani, Juliette Binoche o Laetitia Casta y Vanessa Paradis en los ’90. Además, la delicada Julie Delpy y la ahora oficial Carla Bruni.
Y en la actualidad, están las herederas de esa mezcla entre todas las profesiones anteriores: algunas cantan a veces, actúan, modelan para alguna campaña importante o se las dan de diseñadoras. En ese nivel están Lou Doillon y Charlotte Gainsbourg, hijas de la it girl Jane Birkin; también Clémence Poésy y otras como Marion Cotillard o Audrey Tatou. Aunque la mayoría de las verdaderas estilosas francesas están en las calles, y las podemos ver gracias a los blogs de moda callejera como éste. Se mueven entre el mundo de la moda –como Carine Roitfeld y Emanuelle Alt-, y el mundo real, donde siempre combinarán bien una tenida o se verán perfectas con la más simple de las prendas.