En los últimos años, ha surgido una tendencia que rinde homenaje a la funcionalidad y autenticidad: el workwear. Marcas emblemáticas como Carhartt, Dickies y Wrangler lideran este movimiento al reintroducir prendas robustas y cómodas que trascienden la distinción entre el ámbito laboral y el cotidiano. Esta conexión entre la ropa de trabajo y la moda se remonta a décadas atrás, cuando la ropa de camuflaje dejó los campos de batalla y se convirtió en una declaración de estilo. Desde entonces, la ropa de trabajo ha influido en subculturas como los punks, los artistas de hip-hop y los skaters, contribuyendo a su estética única.
Dickies, que tiene sus raíces en Texas como Williamson-Dickie Manufacturing Company, ganó prominencia al proveer uniformes militares durante la Segunda Guerra Mundial. Después, centró su enfoque en la ropa de trabajo, destacando la popularidad de su pantalón 874. Dirigida por Philip C. Williamson, la empresa forma parte ahora del grupo VF Corporation, operando en 50 países con más de 5,100 empleados. Por su parte, Carhartt, con sede en Michigan, EE. UU., y fundada por Hamilton Carhartt, comparte el enfoque de Dickies al ofrecer prendas resistentes como pantalones, cazadoras y camisas. En 1997, surgió Carhartt WIP (Work In Progress), una línea secundaria con diseño más cuidado y dirigida a un público urbano. Estas dos líneas coexisten, conformando un universo de ropa duradera y versátil.
Esta tendencia hacia el workwear refleja la creciente apreciación por prendas duraderas y versátiles en el vestuario diario. La combinación de materiales resistentes con cortes contemporáneos y detalles bien pensados ha capturado la atención de quienes buscan autenticidad en la moda. Con Carhartt, Dickies y Wrangler liderando este renacimiento, queda claro que el workwear no es solo una moda pasajera, sino un recordatorio de que la moda puede ser resistente, funcional y con estilo al mismo tiempo.
Fotos: L’Officiel España, Neo2, El País, BadHombre Magazine.
