Conociendo a Villagrán, una marca donde la materialidad lo es todo

Conociendo a Villagrán, una marca donde la materialidad lo es todo

La camisa que usa, con tonos azules y un diseño vibrante, fluye y se mueve con el viento como si fuese una capa más del cuerpo, una parte del ser. Para Leonardo Villagrán, el diseñador detrás de la marca que lleva su apellido (https://www.instagram.com/villagranstore/), lo más importante es la materialidad de sus prendas. Y en eso, descubriendo a punta de ensayo y error cuál es la mejor tela para camisas, poleras, abrigos, trajes de baño, suéteres, lleva varios años. Cuenta desde su taller -ubicado en pleno centro de Santiago-, que es de Traiguén, a dos horas de Temuco, que hace doce años llegó a la capital con $80 mil pesos en el bolsillo y que desde siempre le gustó el diseño. Le hacía ropa de muñeca a sus hermanas y veía en televisión el desarrollo del vestuario y la de los ’90.


En Santiago tomó clases y empezó a experimentar con modelos y tipos de vestuario; vendía una o dos prendas, a veces, hasta que fue creciendo como diseñador y se motivó porque a la gente le gustaba su propuesta. En 2015 se lanzó formalmente. Su sello lo resume así: “Quiero representar mi identidad a través de la marca. La ropa que yo usaría en un evento, a diario. Me gusta que las prendas tengan calidad, movimiento. Que exista un contenido, un trabajo pensado en algo”. En su Instagram se ven una serie de prendas de vestuario masculino que juegan con una reinvención de los clásicos. Un abrigo color camel sobre la rodilla con botones militares y hombreras externas. Un suéter cuello de tortuga estampado en animal print. O camisas de cuello inglés y viscosa ligera, con llamativos colores, estampados y formas que parecen una obra de pintura sobre una prenda de ropa.

“Una vez -recuerda-, en una tienda donde vendía mis productos me pidieron que solo hiciera camisas o poleras, que es lo que más se vendía. Pero encontraba monótono solo desarrollar el molde; para mi eso no tiene ningún contenido. Qué contenido le estoy entregando a mi cliente, de diseño, de propuesta, de algo distinto”, dice convencido. Hoy sus telas las trae de proveedores peruanos y colombianos, pero buena parte son de pequeños emprendimientos chilenos. “Cuando yo partí no me ayudó nadie. Tuve que pedir préstamos, ayuda de mi familia y de las pocas prendas que vendía. Entonces decidí que lo clave en mi marca iba a ser la colaboración. Eso para mi es un motor fundamental”, dice. Y vuelve a la materialidad de sus prendas. “Me fijo más en la textura, en el movimiento de la tela, más que solo en el material. Las camisas, por ejemplo, son de viscosa y otras son una mezcla de viscosa con poliéster o con algodón. Trato de ser super consciente en el cuidado del medio ambiente; con algunos procesos que se puedan ir optimizando y dando más calidad al producto, para que perduren en el tiempo, que sea atemporal, que se pueda combinar fácilmente”.

Hoy solo vende ropa para hombres, dice, aunque no siempre fue así. “Al principio me creía diseñador de alta costura, pero para eso hay que tener un montón de recursos y gente que trabaje para uno. Partí con vestidos de novia o de fiesta para mujeres. Pero no me fue tan bien y decidí girar hacia el vestuario masculino”, apunta. Aunque claro, la ropa no tiene género, por lo que cualquiera que quiera y se sienta cómodo puede usar un Villagran. Fue este año, en la temporada otoño-invierno, cuando se dio cuenta que la marca se había convertido en un buen negocio, porque la gente está sumamente interesada en su marca. “Lanzamos la temporada y a una semana ya habíamos vendido toda la producción”, afirma.

En diciembre presentarán una nueva colección, lanzarán el nuevo sitio web y además abrirán la primera tienda física de la marca, en Providencia, en un lugar que revelarán a través de sus redes sociales. La idea es llegar a seis tiendas el próximo año. ¿Dónde se ve en cinco años? Leonardo Villagrán declara, “quiero tratar de crecer lo más que pueda, abrir más tiendas, ojalá boutiques. Quiero seguir con la misma propuesta de la marca. En los ocho años que llevamos hemos aprendido un montón todo el equipo, todas las personas que trabajan aquí y en los talleres que nos colaboran. Es gratificante ver cómo esto va creciendo y talleres familiares están comprometidos con la marca. Quizá abrir la marca afuera, siempre está en el tintero, pero primero quiero que se conozca en Chile la marca. En todas partes”.

Créditos
Fotógrafo: Yerarl Solís @yerarlsolis
Maquillaje: María José Molina @la.antimaquilladora
Estudio: Estudio Teatino

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