Cada generación tiene sus ídolos, arquetipos que encarnan los estilos más variados dentro de lo que llamamos espectáculo. A principios de los años ’90, el niño lindo del cine era sin lugar a dudas Chris O’Donnell. El joven actor aparecía en varias cintas donde ya comenzaba a imponer su imagen, siendo una de las primeras “Tomates verdes fritos”, además del drama escolar “School Ties” junto a Brendan Fraser, Ben Affleck y Matt Damon. Pero con “Perfume de Mujer” consagraría su figura, al lado del tremendo Al Pacino.
Ya para 1995, O’Donnell era el actor joven ideal para diversos romances. Así lo demostró “Circle of Friends”, otra película que fue semillero de actores reconocidos como Colin Firth, Minnie Driver o Alan Cumming. Y luego de ese drama irlandés, Hollywood lo tuvo como un actor que lideraba películas: apareció junto a Drew Barrymore en “Mad Love”, fue “The Bachelor” con Renee Zellweeger en 1999 y hasta apareció en una película de Robert Altman, “Cookie’s Fortune”. Pero fue un rol el que lo cambió todo.
Cuando apareció “Batman Forever” en 1995, la carrera de Chris O’Donnell se transformó por completo. No solo fue el primer Robin del cine en la saga de la nueva generación, sino que también sufrió varias críticas debido a la cuestionada calidad de las mismas películas. En 1997 dejaba todo en una nueva entrega con “Batman & Robin” pero el daño estaba hecho; nunca más volvería a ser el niño lindo del cine. Hoy continúa trabajando en televisión gracias a la saga NCIS, donde sigue dominando roles de acción.
Fotos: Zimbio.