El domingo 08 de abril, se conmemoró el nacimiento de una de las máximas estrellas del cine latinoamericano: María Félix. La actriz mexicana, también conocida como “La Doña”, no solo se instaló entre la cultura popular de habla hispana, sino también cruzó fronteras pese a que rechazó trabajar en Hollywood durante su mejor época, los años ’40 y ’50. Su importancia es tal que hasta Google la homenajeó con un doodle ese domingo, una importancia que también veremos trascendió hasta el mundo de las joyas.
Su imagen y figura resalta también porque fue una de esas mujeres fuertes que lucharon contra todos los estereotipos y el machismo fuerte de una industria y época donde simplemente nada lo vencía. Se le tildaba de controversial o frontal solo porque decía todo con honestidad y sin pelos en la lengua, pero además, su belleza y estilo personal eran impecables. Gustaba mucho de las joyas y así fue como en 1968, llegó hasta la reconocida casa Cartier luego de recorrer Europa protagonizando cintas de Buñuel y Renoir. Allí, quiso combinar dos de sus amores: los reptiles y los accesorios preciosos.
En 1919, Cartier había lanzado una versión de su collar de Serpiente pero cuando María Félix encargó su diseño, ya no hubo vuelta atrás. Como buena diva, su idea de adornar su cuello iba de la mano con un diseño imponente, que mostraba una serpiente llena de pequeñas piedras transparentes con un fondo plateado, que culminaba con la cabeza de la serpiente cruzándose al final de la pieza. En 1975 nuevamente recurrió a Cartier esta vez para encargar otra pieza que rendía homenaje a la fauna, un collar de cocodrilos. La leyenda cuenta que Félix entró a la misma tienda con su mascota, un cocodrilo bebé, para encargar dicho artículo. Y por si fuera poco, las creaciones de Yves Saint Laurent para Dior, Balenciaga, Givenchy y hasta las carteras Hermès formaban parte de su impresionante estilo, el cual fue nominado por los diseñadores como uno de los mejores de su época en los años ’80.
Fotos: klimbim, IMDB, Zimbio.