Hace mucho tiempo, vivía en Italia un hombre cuya fortuna sobrepasaba la de cualquier otro en su tierra y su fama como cabeza de la empresa Fiat era reconocida en el mundo entero. Ese mismo hombre gozaba de salidas al Mediterráneo, de compañías famosas como la de Jackie O y Aristóteles Onassis, Anita Ekberg y una que otra controversia dentro de su familia. Pero Gianni Agnelli era reconocido sobre todo por su extravagante pero impecable gusto en la moda, el cual fue pionero en establecer un estilo masculino que hasta el día de hoy vemos en páginas de L’Uommo Vogue.
Agnelli se vestía al compás de su fortuna, y mientras sus trajes de confección limpia de Cerruti hacían furor en los ’60, dejándolo como una de las figuras masculinas con más influencia en las colecciones de esa casa de diseño. Su particular estilo de llevar sus costosos relojes, encima del puño de la camisa, también se convirtió en su marca registrada. Aun después de su muerte en el 2003, Agnelli es recordado entre los 10 hombres más elegantes de la historia, según Esquire Magazine. Gianni, además, inspiró el nombre de una publicación de moda actual que revisa estilos clásicos llamada “The Rake”, gracias a su apodo “The rake of the Riviera”.
En su familia, en las que ha habido tantos desacuerdos y escándalos como en toda prole famosa, su nieto Lapo Elkann parece heredar todo ese estilo y gusto por la moda que tanto caracterizó a Agnelli. Ya tiene un sobrenombre como su abuelo (“Lapo of Luxury” o “Lapo de lujo”), el 2009 fue nombrado como uno de los mejores vestidos del mundo por Vanity Fair, mientras el 2008 apareció en la famosa lista internacional de los mejores vestidos de la misma revista. Ha modelado para editoriales de Vogue junto a Doutzen Kroes, y su novia es una reconocida socialité –además de su prima en segundo grado- Bianca Brandolini, que también tiene fans por su estilo. Y Lapo, sobre todo, continúa la tradición de su abuelo al llevar con personalidad propia esos trajes sastre a los que les adhiere zapatillas, polerones y toques personales. Así como su abuelo, quien gustaba de llevar el cuello de la camisa desabrochado y botines con su traje.