La vestimenta no sólo es una cuestión de vanidad, la manera como lucimos y nos presentamos ante el mundo dice mucho de nosotros. La moda es un fenómeno que nos da la oportunidad de definir y realzar nuestra posición en el mundo, pero también nos permite crear nuestro propio código de comunicación. A lo largo de la historia hemos visto como mujeres lograron imponer su autoridad ante las masas, de una manera que no sólo involucraba sus ideales, también lo hicieron a través de sus atuendos; Juana de Arco, Margaret Thatcher y Evita Perón son algunos ejemplos.
Desde que inició la campaña presidencial de EEUU, hemos visto con detenimiento cada detalle de los candidatos, incluyendo su discurso y su imagen. Aunque el estilo de Hillary Clinton se ha caracterizado por su sobriedad y por siempre incluir blazers en sus atuendos, durante esta campaña hemos notado cambios en su silueta,que le han ayudado a disminuir ese aspecto maduro y a sumarle más jovialidad a su imagen, al punto de que ya cuenta con un porcentaje considerado de millennials que la apoyan.
Los colores, los cortes de sus trajes, el maquillaje, y hasta sus movimientos corporales, le han dado a Clinton un plus, que le han hecho inspirar aún más confianza entre sus adeptos y no adeptos. Actualmente notamos como celebridades y personajes importantes de la industria de la moda han mostrado su apoyo a la candidata por el partido demócrata, incluso se rumorea que la editora en jefe más famosa del mundo, Anna Wintour, es una de sus asesoras principales.
El análisis de la moda como herramienta de comunicación tiene sus principios en la psicología de la autoridad, y es aquí donde ponemos en manifiesto hasta que punto debemos fijarnos en la ropa, y de qué manera la silueta en conjunto puede darnos el poder de definirnos, por que después de todo no se trata de llevar la ropa más costosa o el atuendo de última moda, se trata de que reflejes y te expreses a través de tu propio estilo.
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