Huevitos de joyería: La historia tras los huevos imperiales Fabergé

Huevitos de joyería: La historia tras los huevos imperiales Fabergé

A finales del siglo XIX, en Rusia, al Zar Alejandro III se le ocurrió celebrar la Pascua Ortoxa con una obsequio especial para su esposa, la zarina María Fedorovna. El encargo consistía en crear una joya única e inigualable en base a la tradición de llevar huevitos de pascua pintados a mano a la Iglesia para ser bendecidos durante la fecha de Semana Santa. Como joyero oficial de la familia real, Peter Carl Fabergé fue el encargado de llevar a cabo la tarea, y en 1885 creó el primer huevo de pascua imperial ruso, hecho a partir de oro y una sorpresa escondida en su interior.

De acuerdo al propio sitio de la firma de joyería rusa, en total fueron alrededor de 50 los huevos de pascua que tanto Fabergé como su equipo de orfebres, confeccionaron para la familia real rusa. Luego de Alejandro III quien continuó con la tradición de los huevos Fabergé fue su hijo, Nicolás II, quien repetiría el ejemplo tanto con su esposa, la zarina Alexandra, como con su madre.

Cada huevo es, hasta el día de hoy, considerado una joya del legado de la Belle Epoque y de la ostentación y riqueza que poseía la familia Romanov. Las incrustaciones de piedras preciosas -como zafiros, rubíes y esmeraldas-, así como los distintos materiales y técnicas en orfebrería que se realizaban para alcanzar la figura ovoide de estos elementos, son las razones principales del revuelo y la ovación que estas piezas de joyería generan, y que para Semana Santa vuelve a resurgir sobre todo en las historias de las familias rusas.


El primer huevo imperial fue el Hen Egg, simbolizando el huevo de una gallina con una réplica de este mismo animal en el interior de la figura.

Fue entre 1855 y 1917 que Peter Carl Fabergé creó estos diseños, los cuales fueron interrumpidos por la Revolución de 1917 y la muerte de la propia familia real. El legado de Fabergé, tanto en técnica como en diseño de joyería, se conserva en los 50 huevos que hasta el día de hoy se encuentran guardados en manos de personajes como la Reina Isabel II de Inglaterra, la familia real de Mónaco, los propios descendientes de Fabergé y varios otros museos alrededor del mundo.

Fotos www.faberge.com

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