El vestido es Topshop, el jeans es Love Made, el chaleco es vintage, las zapatillas son Index, la cartera es Forever 21 y los lentes son Rodenstock. Uso el perfume Modern Muse de Estée Lauder y estoy leyendo el libro de Osho.
“Lo sostenible es tener una falda que te dure diez años”; ”es mejor tener cuatro camisas buenas en el armario, que una nueva cada mes”; “los viejos saben de estilo, no de modas”. Con mensajes como éstos y bajo el lema #semasviejo, la firma Adolfo Domínguez busca concientizar sobre el consumo textil y rebelarse frente al fast fashion. Un fenómeno que convirtió la ropa en prendas pasajeras, trendy, que generalmente duran una temporada – para luego pasar al olvido, dentro del clóset-, y peor aún, en diseños que generan un impacto medioambiental que ha posicionado a la industria como una de las más contaminantes.
Las redes sociales son espacios para mostrar lo mejor de uno y las cosas que publicamos reflejan los momentos más épicos de nuestro día a día. Es por esto que muchos se están maquillando solo una parte de la cara para explicar que Instagram NO es la vida real. Esta nueva tendencia se llama #instagramvsreality y tiene un mensaje detrás; la idea es recrear una foto de Instagram en tu maquillaje y compartir la imagen en tu cuenta.
Atrás queda el rosa millennial, el amarillo de la Generación Z o el ultraviolet, color oficial del año, según Pantone. El verde más llamativo que podamos imaginar es el tono que promete teñir el otoño del hemisferio norte. Los colores flúor regresan potentemente para desplazar a los pasteles. Pero entre el naranja más extremo, el fucsia iridiscente o el amarillo es el ‘verde blandiblú’ el que se lleva la gloria. A pesar de ser un tono complicado, parece que a muchas estrellas les gusta y lo demuestran como Kim Kardashian que lleva este tono hasta en sus autos o Blake Lively que lució un traje entero de este color.