En 1972, David Bowie lanzó una de los discos más importantes en la historia del rock: “The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars”. Una álbum conceptual, que expuso la historia del primero de los cuatro personajes que el cantante inglés ha adoptado en su carrera –junto a Aladdin Sane, Halloween Jack y Thin White Duke-, y que además influyó en muchos artistas posteriores. Uno de ellos fue el ahora director de cine Todd Haynes, quien como admirador de Bowie, decidió llevar esa etapa de la vida del cantante a la gran pantalla. Aunque no pudo hacerlo fielmente a través de una biopic, decidió mezclar todos los elementos del Glam y crear “Velvet Goldmine” (1998), llamada como una de las canciones del mismo disco.
Haynes recreó una fantasía musical donde David Bowie, Iggy Pop y Lou Reed se mezclaron entre los personajes principales a través del vestuario y la puesta en escena: brillantina y pelo oxigenado para Curt Wilde (Ewan McGregor), vestidos y enteros plateados para la evolución de Brian Slade (Jonathan Rhys-Meyers), y ropa más mod para Arthur Stuart (Christian Bale). Apariciones estelares de Placebo, banda sonora a la altura con supergrupos combinados entre Roxy Music, Suede, Sonic Youth, The Stooges y Radiohead entre otros, mientras el vestuario a cargo de Sandy Powell –la misma de las películas de Scorsese-, se lucía como ningún otro, llegando incluso a una nominación para el Oscar con esta película.
La idea central de la película según Haynes, era mostrar el “matrimonio” entre Nueva York y Londres con la invasión musical británica, y por ello la trama muestra lugares y escenarios dignos de estrellas de rock. El fervor de los groupies, las orgías en mansiones, el lujo y la extravaganza propia de un género cuya gracia fue mostrar personajes teatrales y choqueantes, todo se condensa en la que se convirtió en una de las primeras películas de culto del ahora reconocido director, quien ahora cosecha triunfos por la serie “Mildred Pierce”. En la película además, hay guiños a la famosa Angie Bowie a través de Mandy Slade (Toni Colette), quien moldeó e influyó en el estilo y look del cantante principal, tal como Angie lo hizo con Bowie por allá por los ’70.