Muchos de los trajes de los siglos pasados se han perpetuado durante las épocas gracias a la pintura y a los grabados que los artistas hicieron retratando su vida cotidiana. En este sentido, gran parte de los trajes que la sociedad europea del siglo XVII vestía provienen del amplio repertorio artístico de Wenceslaus Hollar.
Wenceslaus Hollar, que había nacido en el Reino de Bohemia en 1607 —lo que hoy es territorio de República Checa—, vivió en varios países antes de asentarse definitivamente en Londres. Primero, viajó a Frankfurt en 1627, donde estudió con el grabador y editor Matthäus Merian, trasladándose más tarde a Estrasburgo, y luego a Colonia en 1633. Allí atrajo la atención del coleccionista Thomas Howard, conde de Arundel, con quien pasó la mayor parte de su vida. Lo cierto es que Hollar no solo aprendió de Merian; sus influencias son variadas y provienen de distintas fuentes. Sus primeros trabajos, que datan de 1925 y 1926, están fuertemente marcados por el trabajo del artista más famoso del Renacimiento alemán, Alberto Durero.
Hollar produjo un cuantioso material, que hoy no solo sirve para entender el vestido de la época, sino también miles de otras características de la vida del siglo XVII. El grabador se dedicó a hacer retratos, paisajes, vistas, barcos, edificaciones, temas religiosos, temas heráldicos, y otras obras que retrataban la vida de maneras diferentes y complementarias. En sus 50 años de carrera, produjo casi 3000 litografías, constituyéndose como una importante fuente de información de la vida europea.
Su trabajo más reputado en el área de vestuario consiste en grabados de las cuatro estaciones, cada uno ilustrando a una mujer vestida a la moda. Las estaciones inspiraron a Hollar a retratar no solo el cambio de los paisajes según el clima, sino también los trajes de las damas. El trabajo de Hollar, en este sentido, busca representar las distintas telas y pieles que las mujeres usaban, detallando cada uno de los accesorios y elementos que configuraba la totalidad del traje. En Invierno, Hollar grabó a una mujer usando varias faldas, cuello de pieles, capucha, máscara, zapatos de tacos y manguitos de piel. Estos manguitos, que Hollar también dibujó en varias oportunidades por separado, se pusieron de moda en Italia hacia el 1570, y se usaban durante el invierno, acompañados por distintos tipos de máscaras. Al fondo de la obra, se puede distinguir el barrio londinense de Cornhill.
Los trabajos de Hollar iban acompañados por una descripción que ayudaba a identificar a la persona retratada o que dotaba de poesía a la imagen. En Invierno mismo, Hollar escribe en la parte inferior de la imagen: “El frío, no la crueldad, le hacen usar/ en invierno, pieles y pelos de animales salvajes./ Para tener una piel más suave por la noche/ abrázala con mayor deleite.”
Casi todo el trabajo de Hollar se encuentra en el Museo Británico, en el Castillo de Windsor, y en la Galería Nacional de Praga. Sin embargo, gran parte de su trabajo está disponible online en la colección digital de Hollar de la Universidad de Toronto. Con esto, queda a disposición el trabajo de uno de los artistas que más globalmente retrató los espacios y las costumbres europeas del siglo XVII.
Imágenes: Wenceslaus Hollar digital collection