La manoseada categoría de it girl o de nuevo ícono a menudo toma figuras jóvenes que se pasean por las fiestas más importantes o llevan lo último de diseñadores independientes impulsados por Vogue. Sin embargo, cada cierto tiempo aparece una que otra figura reconocida en base a su talento, y que además puede llevar vestidos y trajes como ninguna otra. Michelle Williams, la rubia de cabello corto que triunfa en el cine, y Kristen Wiig, la ex Saturday Night Live que también escribe, forman sin lugar a dudas parte del segundo grupo.
Primero conocimos a Michelle; a fines de los ’90, llegó con su dulce rostro y nariz respingada a participar en la serie juvenil “Dawson’s Creek”, para luego aparecer de manera definitiva como estrella de cine. Con “Brokeback Mountain” (2005) no solo se consolidó como actriz dramática, sino también conoció al padre de su hija, Heath Ledger. Juntos recorrían alfombras rojas como hace rato no lo hacía una pareja, que se debatía entre una vida fuera del glamour y el cine. Williams comenzó a aparecer en foros y blogs gracias a sus vestidos Miu Miu, a su cabello corto, a su estilo tierno pero elegante que la ha hecho reconocida y altamente imitada, y hoy es toda una reina del cine Indie y el más exigente de Hollywood.
Kristen Wiig trabajó durante muchos años en la serie de culto “Saturday Night Live”, y su consagración vino con el guión y protagonismo de la película “Bridesmaids” (2011). Pronto todos sabían quién era Wiig, y también nos sorprendimos cuando nos dimos cuenta que su estilo además era impecable: podía vestir de Valentino o de jeans y Balmain sin problemas, y además ser graciosa en el camino. Con Michelle comparten la versatilidad de llevar trajes de gala de largo ruedo, así como poleras rockeras mientras se pasean de la mano de sus respectivas parejas actuales: varias miran a Michelle y Jason Segel, otro favorito del cine y televisión actual, mientras Kristen no lo hace nada de mal paseando de la mano con Fabrizio Moretti, el baterista de The Strokes. Y entonces, aflora un poco de envidia.