Es la unión entre dos clásicos y dos décadas distintas. Por un lado tenemos la silueta y forma de la chaqueta de motociclista, popularmente conocida como cazadora, propia de las películas de Marlon Brando en los años 50 y que también identificaría a tribus como rockers y punks. Todo esto, al mismo tiempo que revivimos un material ícono del movimiento hippie y bohemio de los 60-70 que ha regresado con fuerza en las últimas temporadas: la gamuza. La fusión entre estos dos estilos viene a reiventar la prenda que ya ocupaba un espacio obligado en nuestro clóset, pero con una nueva textura y color, los cuales ya hemos comenzado a ver en redes sociales como Instagram y Facebook.
El estilo motoquero se suaviza con esta prenda que incluye la chaqueta con solapas protagonistas y un cierre frontal, pero con una textura muy distinta a lo duro y masculino que puede lucir el cuero negro. En ese sentido, la gamuza aporta una suavidad femenina distinta para este tipo de silueta y, al mismo tiempo, la posibilidad de utilizarla en distintos colores: desde el clásico camel o color natural de la gamuza, hasta un púrpura o burdeo tipo vino merlot más de noche.
Distintas maneras de ocuparla son mediante contrastes con prendas y telas neutras bajo la chaqueta: como blancos, grises o negros que se contrapongan al camel o que complementen a los burdeos y azules. Agregar un pañuelo o collar simple también es una opción válida, cuidando siempre de que haya un equilibrio entre chaqueta, accesorios y zapatos.
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