Franco Zefirelli decidió llevar al cine la gran historia de amor de todos los tiempos. En los ’70, puso a Leonard Whitley y la actriz de 14 años Olivia Hussey como Romeo y Julieta respectivamente, despertando una nueva fiebre por el libro de Shakespeare. Pero cuando Baz Luhrmann hizo lo mismo en 1996, una generación receptiva a los ídolos pop en todo su esplendor conoció el amor imposible y a un ícono del cine actual: Leonardo DiCaprio. Y eso ya fue hace 20 años atrás.
En uno de los primeros éxitos comerciales de Luhrmann fuera de su natal Australia –donde “Stricly Ballroom” fue el primero de todos en 1992–, el director de cine conectó un clásico de la literatura con la música, un estilo que veríamos repetido tiempo después en otras de sus películas. Aquí Claire Danes encarnó a Julieta, luego de ganar fama en la serie “My so called life” y DiCaprio a Romeo, quien también se había hecho un nombre con su nominación al Oscar por “¿A quién ama Gilbert Grape?”. Juntos desataron una histeria juvenil para los jóvenes de fines de los ’90 en torno a la historia, además de introducir otros actores que pronto se consagrarían como Paul Rudd.
Bajo movimientos rápidos que emulaban el estilo de los video clips, vestuario colorido y escenarios situados en Verona Beach, Romeo + Julieta nos llevó a la modernidad misma del amor, con pandillas gangsteriles enfrentándose por viejas rencillas. Los Montesco y los Capuleto aquí tenían sus negocios ilegales y sus jefes, todos bajo estilos distintos. Pero Harrold Perineau bailando y doblando la canción “Young hearts run free” de Kym Mazelle, aun resuena en algunos televisores y pantallas de clubes que consagraron la estética de esta película como una que reflejó las tendencias y también excesos de aquellos años. DiCaprio después ganaría un Oso de Plata en el Festival de Berlín y sería el ícono de hoy, mientras Danes seguiría un camino más Indie pero igual de exitoso en otra serie llamada Homeland.
Fotos: Vagon293, Carobudget, Pinterest.