Probablemente hay días en que si pudiéramos estar todo el día en pijama, salir a la calle y hacer todo lo que tenemos que hacer vestidos así, lo haríamos, pero probablemente nunca pensamos que eso llegaría a ser una posibilidad algún día. Los pijamas se han empezado a apoderar poco a poco de la moda de calle, en primer lugar apareciendo prendas influenciadas por las telas y estructura de las prendas para dormir, dando paso a pijamas como tal para el uso diario. El sleepwear ha llegado a las pasarelas, las alfombras rojas, blogs y a las calles, siendo hoy una tendencia glamorosa y elegante, a la vez de relajada y algo kitsch con toques vintage, que cientos de personas están empezando a adoptar.
Hay quienes dicen que fue Marc Jacobs quien dio pie a que esta tendencia, que hacía años se venía insinuando, finalmente diera el salto a transformarse en algo real. Con su colección Otoño/Invierno 2013-14, Jacobs intentó mezclar cortes de prendas como pantalones, trajes, vestidos, chaquetas y faldas con telas lisas y estampadas como la seda, el encaje, la franela, el terciopelo y el satén, los cuales de alguna u otra forma nos llevan a pensar en prendas de dormir. Y ahí la tendencia despegó. Fue cosa de tiempo para que otros diseñadores tomaran como referencia la iniciativa de Jacobs y comenzaran a incluir en sus pasarelas prendas de corte sleepwear, como Stella McCartney, Emilio Pucci o Salvatore Ferragamo.
Pero como dijimos, la tendencia fue solo impulsada por Marc para escalar a las pasarelas y de ahí al mundo fashionista, ya que antes, en China, cerca del 2010, la tendencia nació con jóvenes saliendo a las calles, comprando, cenando o yendo de fiesta en pijamas reales. Hoy en día artistas como Rihanna, Sofía Coppola, Kate Bosworth o Ryan Gosling han sabido llevar la tendencia de buena manera siendo alabados por su uso en sus diversas apariciones.
Aún así y con todo el boom que ha causado, no es una moda que haya logrado escalar al ámbito del Fast Fashion. Si bien podemos ver algunas prendas inspiradas en lencería, faldas y vestidos de satín con encaje que nos podrían recordar a una enagua, o kimonos de telas sedosas, se cree que es una tendencia más para las pasarelas y las alfombras rojas, que para la calle, no habiendo logrado llegar a conquistar del todo al público general.
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