Balmain es sin duda una de las marcas favoritas de todas las que se presentan en la pasarela de París Fashion Week, dado el carácter rockero y a la vez muy chic que el ex director creativo, Christophe Decarnin, supo dar a la casa hasta el año pasado. A principios del 2011, el joven y talentoso diseñador Olivier Rousteing releva a Decarnin y se hace cargo de las colecciones prêt-à-porter de hombre y mujer, cosa que no ha hecho nada de mal.
La visión más moderna y extrema del diseñador de 27 años ha logrado marcar una antes y después en Balmain, destacando sobretodo con sus propuestas femeninas que realizó para la temporada P/V 2012, O/I 2012 y esta vez, en la que presentó hace unos días la colección primavera-verano 2013. Para esta propuesta, marcada por la silueta masculina y poderosa de los años ’90, Rousteing se inspiró en Cuba. Dos elementos del país caribeño llamaron su atención: el suelos de baldosas con rombos en blanco y negro y el entretejido de mimbre del respaldo de las sillas. Estos dos elementos, muy comunes para todos, fueron trabajados de forma inusual en la colección, con estampados de rombos y con tejidos del mismo material de las sillas, haciendo de algunas piezas prácticamente objetos de arte.
Varias prendas siguieron la línea del diseñador, empeñado en crear vestidos rígidos, recargados visualmente y chaquetas sastre, largas y ajustadas, muy propias de Balmain. Con siluetas alargadas y finas, con hombros prominentes y cuadrados, con escotes en V y con cinturas marcadas, la colección dio paso a prendas de mezclilla, más holgadas y cómodas que dieron un vuelco positivo a la propuesta.
Paralelamente al trabajo estoico realizado con las estructuras tejidas en mimbre, las mangas tipo raglan, unidas a los costados por una sisa muy baja y que mantiene el brazo pegado al cuerpo, dieron una sensación de rigidez que no llama mucho la atención a la hora de querer usar una de esas prenda realmente. Pero sin lugar a dudas, los colores amarillos, blancos, negros celestes y nude y las diferentes texturas que nos llevaban de un liso extremo con cueros relucientes hasta enmarañados tejidos de mimbre, hacen de ésta una colección difícil de olvidar.