Seguramente más de alguno ya ha visto la popular serie de Netflix “La Casa de las Flores”. Es la primera producida completamente en Latinoamérica, con un elenco mexicano de lujo y varios momentos inolvidables como el personaje de Paulina (Cecilia Suárez), hablando lentamente “me ol-vi-dé can-ce-lar el ma-ria-chi”. Pero un icono se roba la pantalla y ese es simplemente la icónica Verónica Castro, quien interpreta a la matriarca de la familia, Virginia.
Castro ha sido desde los años ’60 uno de los nombres fuertes del espectáculo mexicano y latinoamericano. Su belleza la hizo reconocida en el mundo, así como su participación en “Los ricos también lloran”, una teleserie que aun es recordada. “Rosa Salvaje”, “El derecho de nacer” y otras series la consolidaron en la pantalla chica, aunque también formó parte de otros clásicos del cine mexicano a lo largo de su carrera. Y por supuesto, incursionó con éxito en la música; llegó a tener su propio show de conversación llamado “Aquí está!” (1989), el mismo donde entrevistó a Luis Miguel.
Los años ’80 fueron quizás la década de mayor popularidad de Verónica; allí apareció con exuberantes looks llenos de brillos, maquillaje marcado y cabellera a tono. Pero también tuvo una comentada rivalidad con Lucía Méndez, otra actriz/cantante de su país que alcanzó la fama en teleseries. Pero Verónica sigue intacta bajo un talento de oro, uno que aprovecha bien en el drama potente del género en el cual se desarrolla “La casa de las flores” y que por supuesto, explora lo mejor de las teleseries de antaño, esas que solo “La chaparrita” -y mamá del cantante Cristián Castro-, supo protagonizar.