En la actualidad las bodas siguen siendo un símbolo de amor y compromiso entre parejas, pero originalmente esta tradición se realizaba por intereses y acuerdos económicos de familias que veían en ellas una alianza. El clásico vestido de novia ha evolucionado mucho hasta el día de hoy. Los invitamos a ver el recuento de esa transformación, y de cuál ha sido su historia y la importancia que ha tenido en el tiempo.
Los vestidos de novia como tal no existían en la Edad Media, pero las mujeres usualmente utilizaban sus ropas más finas y elegantes para esa instancia. A medida que los años pasaron ya se había vuelto común elegir el mejor traje, pero estos podían ser en cualquier color, excepto el color verde, el cual se evitaba por ser de mala suerte. El color blanco demoró unas décadas en masificarse, siendo el azul el color ideal para un matrimonio, el cual estaba relacionado a la Virgen María y a la pureza.
Los vestidos pomposos se vieron por primera vez en la corte inglesa. Una de las pioneras en llevar vestidos cargados de joyas y tocados con flores fue la Reina Victoria, quien marcó un hito en la historia, pues no sólo decidió vestir de blanco, también mostró su gran boda de blanco en toda Europa. Fue a partir de ese momento que las mujeres comenzaron a imitar a Victoria vistiendo de blanco en sus matrimonios.
Una década después de la boda real, Godey’s Lady’s Book, una de las primeras revistas femeninas de Estados Unidos, determinó el blanco como el color ideal para casarse, definiendo así una tradición que seguiría por años. Esta idea occidental, a pesar de ser masificada durante todo 1800, no pudo ser adaptada a todos, ya que el blanco era un color muy difícil y costoso de obtener en telas, por lo que sólo las familias ricas podían ocupar vestidos grandes y blancos, así fue hasta 1900, donde poco a poco comenzó a hacerse más accesible.
La crisis de 1929 afectó a la economía en todo sentido. Durante el período de guerras muchos países se debilitaron, lo cual hizo que la tradición del matrimonio se adaptara a las dificultades de ese entonces. Las mujeres nuevamente optan por simplemente usar su mejor traje en ceremonias pequeñas y con poca planificación. Muchos de los matrimonios se realizaban lo más rápido posible para permitir que los hombres fueran a la guerra. Es en este mismo tiempo en el que se comienzan a utilizar las argollas como un símbolo de la unión, ya que este era el recuerdo que los soldados llevaban consigo de sus mujeres.
La moda de las minifaldas en los años 60 fue determinante en los trajes de novia. Superada ya la crisis nuevamente los vestidos blancos eran un must en las bodas que cada vez eran más creativas, dejando atrás la unión política y económica, pasando así a ser verdaderas celebraciones. Los vestidos de novia cortos fueron una gran tendencia y dejaron fotos encantadoras de novias muy a la moda que hasta hoy disfrutamos ver. Igualmente, el movimiento hippie en los 70 realizó una reapropiación de la ceremonia dentro de sus ideas, con novias en túnicas blancas, descalzas y con flores.
Dentro del repaso de los vestidos de novia no podemos dejar de mencionar a la Princesa Diana. Ya lejos de la crisis y las guerras, en los 80 se recibía una nueva época, en la que Diana revivió la antigua idea del matrimonio de princesa al casarse con un vestido blanco enorme, como salido de un cuento. Todo lo mediática en torno a este matrimonio real trajo consigo el regreso de la moda de los vestidos de novia grandes, largos y con mucho velo, lo cual fue clásico en los posteriores años 90. Durante este tiempo los vestidos comenzaron a realizarse de telas más sintéticas, simulando la seda, y los velos y colas podían llegar a medir metros, cubriendo todo el pasillo en las iglesias, con ello el matrimonio se consideraba cada vez más un motivo para celebrar a lo grande, partiendo por la ropa de la novia.
Los vestidos de novia han cambiado mucho, desde las siluetas hasta los materiales usados. El favorito indiscutido ahora son los de sirena, apegados al cuerpo, muchos con brillos, encajes y telas con detalles de pedrería. El strapless es sin duda el diseño más visto, ya que es el más sencillo de adecuar a la novia cuando requiere arreglos al momento de comprarlo. Las firmas de moda más reconocidas han ofrecido una gran cantidad de colecciones nupciales, siendo siempre una maravilla en la pasarela y aportando a este ideal de boda en blanco que nos hace soñar. Todo este recorrido del traje de novia blanco, nos hace viajar en el tiempo y, como siempre, comprender cómo la moda y la historia van de la mano en las ropas más clásicas y antiguas que seguimos utilizando.