Hay pocos modelos de masculinidad tan potentes como el vaquero. Aunque el período de mayor reconocimiento llegó junto al cine y las películas del lejano oeste, su existencia data de mucho tiempo atrás.
La palabra vaquero proviene del español vaca —y antes del latín vacca— para designar al pastor de ganado. Su origen se remonta al sistema de hacienda de la Edad Media española, cuya próxima expansión sería en la península ibérica. De hecho, vaquero etimológicamente es anterior a cowboy, que recién apareció en el diccionario inglés hacia 1725, traduciendo literalmente el vocablo español. Y aunque el vaquero haya provenido de España, y seguramente haya llegado a Norteamérica a través del uso mexicano, el cine western desarrolló un verdadero ícono de estilo mediante la adaptación de la vestimenta y la creación de un perfil ético moral intachable.
Desde el siglo pasado, el vaquero estadounidense se ha convertido en un modelo de valentía estoica, de individualismo rudo — principalmente por realizar trabajos peligrosos en condiciones de aislamiento—, y de honestidad. Otra connotación es asociar la homosexualidad a lo cowboy, y dicha relación no es tan azarosa como podría pensarse. En efecto, actos homosexuales entre jóvenes ocurrieron, sobre todo debido a las condiciones aisladas en las que estos hombres vivían. Aun así, la comunidad vaquera siempre ha sido, y sigue siendo, profundamente homofóbica.
El vestuario del vaquero, que se ajustaba al clima árido de las regiones en las que estos vivían, tuvo presente una serie de prendas que han hecho de este estilo un clásico. El sombrero originalmente fue un sombrero hongo, aunque rápidamente fue reemplazado por el chambergo, menos propenso a volarse con el viento. Hacia finales del siglo XIX, el Stetson se estableció como el más popular de los sombreros entre los vaqueros. Lazos Stampede —comúnmente hechos de cuero o pelo de caballo— fueron incorporados al sombrero para evitar que se volara con el viento al cabalgar a mucha velocidad. Los sombreros Ten-gallon tradicionalmente fueron usados por los vaqueros de las películas, al contrario de la usanza histórica.
Las camisas se caracterizaron por tener un patrón de bordado contrastante —ribetes o rosas—, definidos en el pecho y cerca del cuello, tanto al frente como tras la camisa. Generalmente eran de denim o tartán y de manga larga. Actualmente se les han sumado bolsillos al frente. Otra forma de camisa provenía de las tropas americanas de caballería de la Guerra Civil Americana, derivadas de una camisa roja típica de los bomberos de la preguerra. Esta camisa de caballería estaba hecha de lanilla azul con ribetes amarillos y botones de latón, popularizada por John Wayne en Fort Apache (1948).
Dentro de los abrigos hubo de muchos tipos. Por ejemplo, los ponchos —popularizados por Clint Eastwoon en los films de Spaghetti Western—, chaquetas cortas mexicanas con bordados plateados, chaquetas de flecos, chaquetas denim, e incluso levitas.
Los pantalones fueron hechos tradicionalmente de lana, y a veces de lona en verano. A mitad del siglo XIX, se hizo popular el denim con Levi’s y Wrangler. Los vaqueros usaron protecciones de cuero para cuidarse de la flora más salvaje. Además de esto, los vaqueros también usaron pañuelos para dar color a su traje, alejar el polvo de sus rostros y absorber el sudor. Las corbatas de bolo también formaban parte del atuendo.
El vaquero se ha definido por su ética íntegra, por su fuerza, coraje y temple. Como ícono de la hombría del oeste, el vaquero sigue siendo un ejemplo para el hombre promedio. Hoy, reelaboramos el vestuario tradicional una y otra vez, demostrando que el espíritu vaquero sigue más vivo que nunca.