“Tuve la fortuna de vivir el festival desde otro punto de vista: uno más real, donde el glamour se mezcla con cosas cotidianas. La movilización en Venecia es bastante engorrosa a menos que tomes un taxi carísimo que va desde los 40 euros por trayectos que realmente no son muy largos. Los artistas llegan un poco antes que comiencen las alfombras rojas – todos al mismo tiempo -, por lo que siempre estaba lleno botes y la policía tenía que intervenir para evitar un embotellamiento eterno”. Bajo este cotidiano testimonio, la fotógrafa chilena Carla Vivani nos va contando cómo fue su paso por el Festival de Cine de Venecia, uno de los más prestigiosos del mundo y donde tuvo la oportunidad de fotografiar a rostros como Shia LaBeouf y Ricardo Darín, entre otros.
“Los taxis se estacionaban directamente en la entrada del hotel del festival (Excelsior Venice) donde los esperan los fotógrafos de los principales medios de comunicación. El hotel está ubicado a menos de dos cuadras de la alfombra roja, por lo que los artistas tienen dos opciones: ir por un camino interno o simplemente salir caminando desde la entrada principal. La segunda opción me parecía imposible, pero sorprendentemente muchos tomaban esta alternativa a pesar que afuera del hotel estaba lleno. Si el caos era mucho entre los fans, los rostros tomaban un auto para salir de ahí como Timotheé Chalamet. Hacerlo caminando era prácticamente imposible.
En otros casos como lo fue con Rocío Muñoz Morales, la madrina del festival, se iba caminando hasta la alfombra roja todos los días. Ella se detenía a tomarse las fotos con todas las personas que quisieran hacerlo y siempre con una sonrisa en la cara sin importar cuanta gente fuera.
Dentro del hotel la energía es más particular; se ve un poco de todo, desde actores de Hollywood pasando con guardaespaldas donde no se les podía acercar ni dios hasta otros muy relajados entre medio de los demás. En la terraza, se podía ver durante la tarde a directores, productores y actores compartiendo en una especie de cocktail. Lo curioso era ver que en vez de estar todos juntos estos se segmentaban. Los franceses por un lado, italianos por otro y los estadounidenses casi no se veían”.
