Bob Mackie le diseñaba vestidos desde 1968, acentuando el glamour que arrastraba desde los inicios de su carrera en The Supremes. Con vestidos escotados y brillantes, chaquetas aterciopeladas y un voluminoso cabello rizado, Diana Ross marcó la era de los ’70 con sus canciones disco y sus apariciones en revistas, fotos de paparazzi y escenarios. Así, el diseñador Tom Ford la recordó treinta años después, inspirándose en ella para la colección 2003 de Yves Saint Laurent.
Desde 1999 hasta el 2004, Tom Ford compartía su tiempo entre Gucci e YSL, firma en la cual pasó con bastante polémica (el mismísimo Saint Laurent le mandaba cartas donde denostaba su trabajo), lo que convirtió a su paso como Director Creativo de la marca en un verdadero infierno. Pero más allá de las circunstancias, Ford creó colecciones femeninas y modernas bajo YSL, una de las cuales destacó más que otras: el año 2003, para la temporada otoñal, Diana Ross emergió como la figura que influenció la pasarela del norteamericano, quien tiempo después diría que quiso poner el foco en el cabello, los zapatos, el maquillaje de la cantante. Y por supuesto, los éxitos de la misma Ross fueron la banda sonora del show: desde “Baby Love” y “Love Child” de The Supremes, hasta “Touch me in the morning”, aparecieron al ritmo de las modelos.
La cantante y actriz, por supuesto se sintió halagada con la colección; no solo combinó la clásica marca con el estilo sexual de Ford, sino también la introdujo a una nueva generación de mujeres. Ross le devolvió el favor al diseñador llevando uno de sus trajes de la colección Yves Saint Laurent Rive Gauche el 2003, para la gala del Costume Institute. De color rojo, largo y ajustado, era todo lo que Ross simbolizaba en los ’70 y que Ford adaptó para el 2000, una década que vio brillar como nunca al ex estudiante de Parsons.
Fotos: Sparkle and Shoes, Style Bistró.
