“Federico el Grande” apodó WWD al diseñador italiano Federico Forquet en los ’60, gracias a una fama y reputación que se extendía a través de sus diseños. Como couturier tuvo la oportunidad de vestir a grandes celebridades, lanzó sus propios moldes de Vogue Patterns y además trabajó en el cine. Pero de repente decidió seguir otra pasión, la de la decoración y diseño de jardines.
En los años ’50, Forquet se convirtió en otro ilustre discípulo de Cristobal Balenciaga, “el maestro de todos”. Así aprendió a diseñar elegantes trajes para las clientas del español, entre quienes se encontraba una Princesa rusa que le pidió ser el Creativo tras una nueva marca que quería lanzar. En 1956 dejó Balenciaga para perseguir un sueño propio, el cual alcanzó un hito tras la creación del llamado Pyjama Palazzo, un modelo de túnica y pantalones que llevó desde Marella Agnelli hasta Benedetta Barzini, destacado en Vogue y páginas de varias revistas. Ya en 1962 era el diseñador italiano más distinguido, abriendo su propia boutique y lanzando prendas con su nombre.
El diseñador utilizaba colores vibrantes, estampados y combinaciones atrevidas además de atuendos sumamente elegantes preferidos por las damas de alta sociedad. Pero en 1972 decidió cerrar su atelier y a pesar de trabajar también en el vestuario de cine junto a Bernardo Bertolucci, se alejó de la moda. Ahora, su visión estaba centrada en el diseño de jardines, paisajismo y decoración. Así lo entrevistó el NYTimes hace un par de años, mientras aun podemos encontrar imágenes con su trabajo y los hitos que dejó en Vogue Patters a lo largo de Internet.
Fotos: Conde Nast, Instagram