En 1976, David Bowie llegó a Berlin junto a su amigo Iggy Pop para vivir un periodo reconocido musicalmente, lleno de hitos urbanos y lugares que aun se mantienen recordando esta época de gloria. Fue ese mismo año cuando Pop conoció a la joven fotógrafa Esther Friedman, con quien iniciaría una relación sentimental y quien lo capturaría mejor que nadie a través de las calles de la reconocida capital alemana.
Por siete años, Friedman fue la polola del cantante y logró junto a él vivir en una convulsionada y creativa etapa musical de Pop y Bowie. Pero a Friedman realmente le importaba más la parte privada del norteamericano, puntualizando esto a través de entrevistas. “Está el Iggy y está el Jim, siempre ha sido así. Nunca me gustó mucho Iggy pero Jim sí; Iggy es el escenario, Jim es el hogar. Tu sabes, regaloneando viendo TV en la casa, haciendo esto o esto otro”, diría Friedman a la revista 032c.
Luego de varios años recordado sucesos para revistas y viviendo su carrera a través de diferentes imágenes, la fotógrafa decidió lanzar en 2013 un libro llamado The Passenger, el cual recopila sus mejores imágenes de Iggy Pop. Allí lo vemos de cabello corto con chaqueta de cuero -“un look que igualmente llamaba la atención en las calles”, diría Friedman-, con grandes lentes de sol femeninos y también haciendo actividades tan cotidianas como esperar el metro. Y así, conocemos otro lado de la famosa época de la dupla musical en Berlín, la que le daría a Bowie tres discos, una aparición en una película y una leyenda que llevó a todos los músicos posteriores a grabar o querer hacerlo en Hansa.
Fotos: 032c, Amazon.