Entrevista a Yoshiaki Hayashi, el modelo chileno más exitoso en el extranjero: “Acá existe el estereotipo del modelo musculoso, tipo Pato Laguna (…) El mercado debería ser más abierto, porque hay lugar para todo”

“El 2007 me fui a Tokio. Era mi primer día en esa ciudad, salí a caminar y se me acercó un tipo que me preguntó en inglés si me interesaba el modelaje. Le dije que sí, que hablaba japonés y todo, así que me llevó al showroom de una marca para caminar en el Fashion Week y así empecé mi carrera, a los 18 años”. De esta manera comienza nuestro acercamiento a la historia de Yoshiaki Hayashi, uno de los modelos chilenos de exportación más exitosos. Con él nos sentamos a conversar en nuestra oficina aprovechando sus vacaciones, absorbiendo parte de sus experiencias como modelo de Lanvin, Costume National, Antonio Marras y hasta de Yohji Yamamoto, uno de los grandes diseñadores que siempre está conversando con él. Antes que partiera rumbo a su casa, en París, para prepararse para nuevos trabajos, quisimos ir más allá del típico esquema de preguntas y saber qué le parece la escena nacional. Yoshi no tuvo pelos en la lengua para dar su propia visión como espectador, más que participante, ya que según su extenso curriculum internacional y experiencia, no ha sido muy reconocido por estos lados.

“Cuando me fui a Tokio era para estudiar, pero con el modelaje tuve que compatibilizar todo. Estudié Derecho Internacional, nunca he ejercido porque me fui de inmediato a Europa cuando me titulé, para ir a modelar”, nos cuenta Yoshi. Luego de sus inicios en Tokio, Yoshi llegaría a otros lugares como la capital de la moda americana, Nueva York, e incluso a trabajar en el casting de Yohji Yamamoto o Y-3, como parte de la organización.

-¿Cuál fue el destino siguiente de Japón, trabajando como modelo?

-Me fui a Nueva York, donde comencé haciendo un lookbook para Helmut Lang. En las vacaciones de la universidad iba a trabajar al New York Fashion Week, luego probé suerte en Europa. En la primera temporada, desfilé para Lanvin, donde aparecí con dos looks; llamé la atención desde el principio. Allí trabajé en medio de Lucas Ossendrijver (diseñador de ropa masculina) y el propio Alber Elbaz.

-¿Qué dijeron tus papás cuando supieron que ibas a ser modelo?

-A mi papá no le gustó mucho, porque fui a una buena universidad, estudié una buena carrera y él esperaba algo más. Pero hay que disfrutar el momento, la juventud y creo que no me equivoqué.

-¿Cuál sientes que podría ser la gran diferencia entre estos circuitos?

-Es casi igual, porque los modelos masculinos nos movemos en masa, igualmente los diseñadores, estilistas, directores de casting. Al final no cambia mucho la gente que uno ve en cada ciudad y disfrutamos lo mejor de cada país.

Yoshi sobre la pasarela de Yohji Yamamoto F/W 2015 y en Lanvin el 2012

-¿Cuál era tu marca favorita en ese momento, con la que querías trabajar?

-En Europa era Lanvin y justo logré trabajar con ellos en la primera temporada. En Milán trabajé con Costume National, una marca para la que quería desfilar porque abría el fashion week y eso siempre llama la atención de todos sus asistentes. El año pasado justo se fue su Director Creativo, Ennio Capasa y con esos movimientos que han ocurrido últimamente en la moda, aunque uno establezca su marca y deje una buena impresión, estás a merced de lo que dicten los dueños de los conglomerados.

-¿Y qué opinas acerca de esa inestabilidad que se ha dado en la moda?

-Con tantos cambios da pena, porque no existe continuidad. El mercado es exigente, priman las ventas y eso quita la libertad para crear diseños. Este año ya renunció Hedi Slimane, se fue Raf Simons de Dior, o sea, nombre importantes.

-Si hablamos de modelaje masculino y femenino, ¿hay alguna diferencia entre ambos mundos, incluyendo la edad de trabajo?

-La primera es la plata: las mujeres ganan más que los hombres, no hay igualdad. Esto se debe a que el mercado femenino es más amplio, tiene artículos de belleza, accesorios, ropa y además, consumen más que los hombres. Otra diferencia es que la edad de trabajo de los hombres puede extenderse mucho más que la de las mujeres.

-¿Tienes algún modelo masculino favorito?

-Sí, Lars Swenson. Justo coincidimos en esa primera fecha que tuve en Tokyo Fashion Week, donde siempre hay modelos extranjeros que trabajan por algunos meses para ganar plata. Aunque en ese tiempo no sabía nada sobre moda, vi que él tenía onda, estaba tocando guitarra, tomando champaña y parecía rockero; me gustó su estilo. Conversamos y caché que había modelado para Dior, Hermès y varias marcas. Otro modelo que conocí ese mismo día fue Paul Boche, él comenzó a conversar conmigo y coincidimos casi siempre en otras ciudades como Nueva York. Él también ha tenido una carrera exitosa, pero siempre se ha mantenido cercano, porque en general los modelos nos llevamos muy bien, somos todos súper amistosos. Pasamos por lo mismo, competimos sanamente y no hay nadie pesado.
 

-Hablando de Chile, ¿cómo ves la moda acá?

-Hay varias ideas dando vueltas, pero es todo muy desordenado. Un grupo quiere hacer esto, otro una idea distinta, pero nadie se pone de acuerdo para definir su rumbo y alcanzar un mercado concreto. Acá está marcando la moda femenina; la masculina se quedó atrás y eso ha hecho que el mercado se atrase. Las revistas de moda también perpetúan esto, hay muchas propuestas femeninas y nada de hombres. Han tratado incluso de crear revistas masculinas, pero sin muy buen resultado.

Cuando se organizan los fashion weeks en Chile, nada se hace como debería ser. Hay marcas extranjeras, pocos diseñadores chilenos y además se hace todo en un solo día. Por otro lado, los modelos son un desastre, se utiliza la misma escenografía; falta creatividad. Hay que tirar más pa’ arriba, si acá se puede hacer algo bueno y sin dar esa falsa imagen a las personas. Si ves las revistas de acá, aparece un titular gigante que dice “Llega Balmain” y nadie especifica que es H&M, no la marca original. El otro día fui a una multitienda y aparecía un letrero de Givenchy. Le pregunté a una amiga que trabaja ahí y me contó que no hay tiendas de la casa en Chile o sea, es cualquier licencia de calidad mediocre. Pero acá todos se juntan en la inauguración tomando cócteles de bienvenida, celebrando; la gente recibe información incorrecta y da pena.

-¿Qué opinas de las publicaciones de moda nacionales?

-Tratan de imitar lo que ven de afuera y hay muchas copias. Ojalá hicieran algo más adecuado a la gente de acá. La realidad y la fantasía son muy distintas y eso a la larga unifica las revistas; hay mucho contenido de marcas extranjeras. La semana de la moda de París, Chanel, todo habla de un mundo lejano. Acá llega H&M y todos se vuelven locos, porque hay poca variedad y allí encuentras de todo, lo mismo con Zara. La gente se viste igual y se va a la segura con ello.

-¿Y el modelaje en Chile, especialmente el masculino?

-No existe. La moda masculina tampoco se luce mucho, falta inversión y que le den más importancia, igualmente al modelaje masculino. Acá existe el estereotipo del modelo musculoso, tipo Pato Laguna. Si eres flaco, no te pescan. Tienes que ser musculoso, andar con boxers, ser muy “macho”. El mercado debería ser más abierto, porque hay lugar para todo.

-Conversando hace un rato, comentaste que en Chile no te pescan mucho como modelo, ¿sientes que es por lo anterior?

-Sí, lo tengo muy claro. El mercado es muy chico y no está abierto. Acá trabajan mucho los argentinos, traen modelos de allá y el hombre chileno pierde su lugar. Al lado de ellos quedamos ratones; los miramos hacia arriba porque son rubios de ojos azules y por eso no hemos surgido.

-¿Cuál es tu proyección a futuro?

-Quiero ser diplomático, pero si se presenta algo relacionado con el modelaje cuando sea más viejo, igual retomaría la carrera; estoy feliz de elegir este camino.

-Por último: dinos una película, un icono y un diseñador que te inspiren

-Me gustan mucho las películas de Al Pacino y Robert de Niro; “El Padrino”, pero también las películas de Stanley Kubrick. Icono, tendría que decir John Lennon, Che Guevara y Maradona. Y diseñador, me gusta Helmut Lang, Umit Benan y Stefano Pilati.

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