Colaboración de José Ilabaca Santibáñez
¿Cuál es el primer pensamiento que atraviesa tu mente cuando hablamos de Victoria’s Secret? ¿El de un escuadrón de ángeles; mujeres “absurdamente” hermosas con personalidades únicas y una desenvoltura envidiable? Y es que la icónica marca de lencería femenina ha logrado posicionarse como un ideal de sensualidad, carácter y belleza, con las modelos que deslumbran al mundo con la espontaneidad por la que se desplazan en la pasarela.
La compañía fundada en San Francisco, California, en 1977 por Roy Raymond, acapara las miradas del mundo entero con cada uno de sus desfiles, y es que el escuadrón de ángeles de VS lo componen las supermodelos más bellas del momento –y aquellas con un desplante fuera del común -. El show suele contar con grandes artistas invitados y no se escatima en recursos con tal de entregarnos una pizca de cielo. En la actualidad, sus ingresos netos por ventas en tiendas y catálogo sobrepasan los US$ 6.5 millones y su proceso de internacionalización parece augurar a futuro un éxito sostenido.
Lo anterior tiene poco de coincidencia y responde más bien a una cuidada estrategia de marketing en pos del posicionamiento y la diferenciación de la firma. Después de todo, marcas que venden ropa interior abundan en el mercado pero sólo una puede ofrecerte la experiencia de ser un ángel. Si a eso le sumamos la exclusividad y sofisticación que acompaña a Victoria’s Secret, entonces estamos frente a un deseo que va mucho más allá de un producto.
Podríamos definir a Victoria’ Secret como una marca “creadora”. Es decir, que permite a los usuarios usar la marca para crear o reforzar sus propias identidades. Los empuja a alcanzar su potencial y a re inventarse con cada una de sus prendas. ¿Cómo lo logran? La marca brinda a los consumidores múltiples opciones, pero cada una de esas opciones es coherente y consistente con los valores de la compañía y su propuesta de valor. En el caso de Victoria’s Secret, ofrece una variedad de estilos – desde lencería romántica hasta pijamas – pero todos prometen una cosa, brindar la confianza, la belleza y la figura de un ángel.