A sus 27 años, pareciera ser que Lindsay Lohan ya hubiera vivido de todo. De la adolescente favorita de Hollywood a problemas de alimentación y de adicción. Lindsay no ha dejado de figurar por sus constantes polémicas y sus cambios de look. Debido al abuso de procedimientos estéticos y sus graves desordenes alimenticios, se ha transformado en una persona muy diferente a la adolescente adorable y simple que vimos en las películas de Disney.
Muchos creen que Lindsay tiene el mismo síndrome que la mayoría de la estrellas que desde niñas tuvieron tanta atención y un problema para mantener los pies en la tierra lo que causó, queriéndolo o no, que su vida se escapara del control de sus manos. Desde cirugías (como un retoque de nariz o el aumento de su busto) hasta cambios en su peso, los cambios de Lindsay han sido siempre radicales y no han dejado a nadie sin algo que opinar. El abuso de colágeno y Botox en su rostro han transformado su cara, así mismo como las largas horas en la cama de bronceado han maltratado su piel perdiendo juventud y luminosidad.
En cuanto a su estilo personal, Lindsay no ha sido nunca alabada por su manera de vestir. Si bien en una época logro aparece con outfits más bien sobrios, en general no acierta con las prendas que utiliza, según los expertos, pues no saca provecho a su cuerpo, o siempre pareciera que algún factor se le olvidó (ya sea su cabello, zapatos, accesorios, etc)
Hoy en día, Lindsay ha superado varios de sus antiguos problemas, pero aún no se le considera totalmente recuperada. Hace un tiempo decidió someterse a una operación en la que se le inyectaría grasa en el rostro para recuperar vitalidad y brillo, pero la operación solo logró que la actriz transformara su rostro siendo incluso irreconocible en algunas imágenes.