A fines de los ’70, la corriente del punk desplegaba toda su potencia gracias a quienes comenzaron a formar parte de este movimiento. Desde Vivienne Westwood hasta Sex Pistols, cada parte aportó su propio encanto, el mismo que le dio a Edwige Belmore el título de la “Reina del Punk”. Figura social, modelo y aun un nombre icónico dentro de la moda, Belmore se transformó en una fiel representante de la corriente musical dentro de la moda.
No comenzó su carrera siendo modelo, sino una fiel espectadora de los shows musicales de Londres. Antes que Annie Lennox usara el look, decidió cortar su cabello y teñirlo de rubio oxigenado, llevar ropa usada y andar de tocata en tocata. Fue en una fiesta de Paloma Picasso donde Helmut Newton la divisó e invitó a formar parte de sus retratos, convirtiéndose en el primer trabajo que la it girl tomó como modelo. Luego comenzó a aparecer en portadas de revistas, y Façade se convirtió en su foto más icónica, donde aparecía besando a Andy Warhol; hasta formó parte de una banda de synth pop, Mathematiques Modernes.
Entre París y Nueva York, Belmore conquistó a la escena burguesa y también a la underground. En París desfiló para Jean Paul Gaultier y Thierry Mugler, mientras los diseñadores asiáticos como Kenzo, Junya Watanabe, Kansai Yamamoto y Comme des Garçones también la solicitaban para sus desfiles. En Nueva York, se unió con la escena de Maripol, Bianca Jagger, Deborah Harry y todo el glamour original de la Studio 54, siempre con su personalidad propia, algo que atraía a muchas revistas que la vieron como la representante del estilo punk. Y hasta el día de hoy, sus fotografías e historia se mantiene como una de las más buscadas por revistas a la hora de dar una mirada al pasado.