Percibir el entorno, comunicarse con las formas y proyectar lo que se quiere comunicar, sin tapujos en la lengua, siempre a favor de una mejor industria, son las bases que guían a Brian Polak, diseñador gráfico de profesión, pero también fotógrafo de editoriales de moda como estas. “Esperanza para Siria” es el trabajo que realizó junto a Philiph Vergara, a raíz de la Guerra Civil que vive ese país de Medio Oriente desde 2012 y con el que queremos presentar a este joven talento, amante de la fotografía de moda y el arte, oriundo de la V región.
-¿Cuándo y cómo descubriste que querías ser fotógrafo?
-No fue algo instantáneo. Fue un proceso que se fue dando de a poco, ya que yo estaba estudiando Diseño Gráfico en DUOC UC de Viña del Mar y porque primero me gustó la fotografía artística. Luego descubrí que tenía “talento” cuando un profesor nos mandó a fotografiar áreas marginales de la Quinta Región. Saqué la mejor nota, gané un concurso y tuve mi primera exposición en Viña del Mar.
-Actualmente, ¿te desempeñas solo como fotógrafo o también como diseñador?
-Como fotógrafo y diseñador gráfico, pero esto último es algo que estoy dejando muy de lado.
-¿Qué te inspira a fotografiar y quiénes son tus referentes?
-La misma gente y los mismos modelos me inspiran a hacer mi trabajo. Todo es para ellos. Mis referentes, por un lado, los pienso en términos de actitud –como elegancia, enojo, frustración, arrogancia, etc.– y también respecto a noticias nacionales o mundiales. El arte y la musica como tal, también me inspiran. Por otro lado, mis referentes también están en revistas como Vogue, Bazzar megazine, Cliente magazine…
Respecto a personas y artistas más en concreto, me gusta bastante el trabajo de Pato Roldán y Carlos Burboa, el estilo de Luis Meisen y la persona que es Andrés Cabeza.
-¿Cómo te proyectas dentro del rubro de la moda en Chile y cuáles son tus metas para los próximos años?
-Me gusta maximizar y encontrar nuevos modelos, me gusta ayudarles y enseñarles como se pueden mover en este medio. Ellos son vocación, para ellos sacó fotos. Yo me veo siendo el director de una escuela de modelaje y, por otro lado, creo que nunca dejaría de sacar fotos, maquillar o asesorar a modelos. Es algo innato que disfruto mucho. Irme a Italia, Tokio o Estados Unidos también es una especie de sueño, junto con ser mejor, profesionalizarme y volver a Chile para crear una agencia o academia que de verdad ayude y enseñe lo necesario.
En Chile hay un gran problema de cultura en moda, desde el empresario que no invierte y solo quiere canje o el diseñador pobre que solo hace tallas chicas, hasta el modelo al que no se le paga por sus servicios. Todo esto está muy mal.
-¿Cuál fue el mensaje final que quisiste entregar en la editorial de Siria?
-Yo la verdad sentía angustia y quería botar toda infección de mi alma como algo terapéutico. Quería mostrar el drama vivido por esas personas con expresiones corpóreas y con dolor. De ahí algunas caras del modelo. Y por último paz y esperanza divinidad, dando como mensaje un alto al fuego.
El maquillaje lo hice yo pensando en influencias islámicas y orientales. La forma del cuerpo del modelo fue especial para que se viera como de esa zona y pudiera representar mejor esa gente que tanto ha sufrido.