El Coachella Valley Music and Arts Festival en Indio, California, solía ser un festival dedicado a recibir –junto con la primavera– a cientos de bandas Indie y alternativas de distintas partes del mundo. Nacido en 1990, Coachella es considerado uno de los más respetables eventos de la música. Pero con los años un extraño suceso se ha tomando el festival. Cientos de celebridades han hecho de su asistencia a este evento una obligación casi comercial y de la moda que los acompañe un factor tan importante como lo que usan para un fashion week, surgiendo ciertos cuestionamientos en torno a en qué se ha transformado el festival.
“Aclamado a principios de la década pasada por su espíritu libre, ahora Coachella es más un fin de semana de vacaciones en un recinto amurallado, que un festival de música innovador”, ha dicho Los Angeles Times sobre el suceso. Las críticas van en aumento y se le acusa de haber perdido ese toque original que lo caracterizaba a principios de los 90′. Cientos de fiestas de revistas, diseñadores o lanzamientos de marcas se llevan a cabo en paralelo a las presentaciones de los músicos. Marcas como Adidas, Harper’s Bazaar y Lacoste lo hacen, y hace solo hace dos fines de semana H&M anunció su nueva colección con Alexander Wang, en el marco del mismo festival.
El street style lo es todo en Coachella. Cientos de sitios web encabezan reportajes bajo títulos como “los mejores looks de Coachella“, y por supuesto que todos van preparados para ser captados por un coolhunter y compartir su look festivalero con el mundo, lo que ha causado un impacto que ha logrado influir a ciertas colecciones y/o tendencias del fast-fashion. La presencia de actores, modelos, bloggers, cantantes y demás celebrities al festival es parte importante de lo que condensa el interés mediático por este evento.
¿Será que la industria de la moda logró pisar el sentido musical del festival, convirtiéndose éste solo en una excusa para mostrarse en el mejor look posible?
Imágenes de GlamourParis.com